Cuidado editorial: Delegación
“…En aquel Imperio, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección que el mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad, y el mapa del Imperio, toda una Provincia. Con el tiempo, esos Mapas Desmesurados no satisfacieron y los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio, que tenía el tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él…
Jorge Luis Borges, Del rigor en la ciencia(1946)
Introducción
A partir de la sorpresiva irrupción de un virus letal que se propaga a escala mundial, el 2020 será recordado cómo el año que marca una nueva etapa en la historia de la humanidad, donde todas las proyecciones de escenarios distópicos imaginados por los relatos de ciencia ficción para el S.XXI cobran su real dimensión.
El aislamiento social, la cancelación de viajes y la suspensión de actividades públicas multitudinarias ha acelerado los procesos de virtualización en todos los niveles de la trama social. Esto también ha puesto en relieve las profundas desigualdades e injusticias presentes en el modelo dominante de organización económico-social en occidente. La educación, el trabajo, la salud, la cultura han entrado en crisis y procuran nuevas formas de materialización y continuidad a la distancia, fundamentalmente a través de los medios electrónico-digitales.
La vida humana y su relación con las otras especies toma nuevas configuraciones en un mundo determinado por los espacios híbridos: la Robótica, la bio-nano-tecnología, mega y micro sistemas complejos controlados en tiempo real por Inteligencia Artificial, sistemas de realidad virtual para la medicina, la defensa y seguridad, la exploración espacial, las cripto economías y el control biométrico como estrategia de vigilancia social entre otras.
Esta progresiva digitalización de la sociedad presenta así un nuevo paisaje del mundo; un horizonte de pantallas que reproducen y expanden al infinito el movimiento de millones de datos. La navegación diaria por esa geografía mutante produce múltiples efectos en la conformación del sujeto público, reconfigurando su cuerpo y sus relaciones con el mundo.
Paisajes emocionales
En este contexto de paisajes alterados por efecto de las crisis políticas, los descalabros medioambientales y las desigualdades económico-sociales es oportuno recordar el pensamiento de Guy Debord y poner en contexto las ideas del movimiento de la Internacional Situacionista.
«La psicogeografía se propone el estudio de las leyes exactas, y de los efectos precisos del medio geográfico, planificados conscientemente o no, que afectan directamente al comportamiento afectivo de los individuos».( Guy Debord, 1958)
Este concepto propone una suerte de cartografía emocional que postula la existencia de un relieve psicogeográfico de las ciudades, con corrientes constantes, puntos fijos y remolinos que hacen difícil el acceso o la salida a ciertas zonas. El modo de acceso privilegiado a la dimensión psicogeográfica de las ciudades es la “deriva”, que se propone cómo un juego, un recorrido en busca de situaciones, dejándose llevar simplemente por el placer o los «vectores de deseo» o sea, una ciudad no utilitaria, sino vivida para el ocio y las relaciones sociales. El terreno pasional objetivo en el que se mueve la deriva debe definirse al mismo tiempo de acuerdo con su propio determinismo y con sus relaciones con la morfología social.
El juego situacionista se distingue de la concepción clásica de juego por la negación radical del carácter lúdico de competición y de separación de la vida corriente. El juego situacionista se inscribe en una lectura marxista de la sociedad y considera que no es distinto de una elección moral, que es la toma de partido para la lucha por el futuro de la libertad. A tal punto esto es así, que en el año 1965 el mismo Debord da a conocer “El Juego de la Guerra”, también denominado Kriegspiel, que está inspirado en las teorías militares de Karl von Clausewitz y las campañas europeas de Napoleon, siendo una variante del ajedrez, donde dos oponentes se enfrentan sobre un tablero de 500 casillas dispuestas por 20 filas y 25 columnas. (Debord, 1977)
Esta visión del juego está ligada a la hipótesis de un aumento continuo y rápido del tiempo libre al nivel de fuerza productiva al que se encamina nuestro tiempo. También está ligado al reconocimiento del hecho de que se presenta ante nosotros una batalla de tiempo libre, cuya importancia en la lucha de clases no ha sido suficientemente analizada.
Este análisis de la sociedad situado a fines de los años 50, entiende que la clase dominante ha conseguido servirse del tiempo libre que le ha arrebatado al proletariado, desarrollando un vasto sector industrial del ocio que es un incomparable instrumento de embrutecimiento mediante los subproductos de la ideología mistificadora y de los gustos de la burguesía.
“Probablemente haya que buscar en esta abundancia de basura televisiva una de las razones de la incapacidad de la clase obrera americana para politizarse.”(Debord, 1958)
Esta apropiación del tiempo por parte de la clase dominante encuentra en la actualidad un eco amplificado, a partir de la expansión de las redes sociales telemáticas cómo espacio de intercambio privilegiado en todos los aspectos de la sociedad. La división entre tiempo productivo y tiempo de ocio se desdibuja, dado que todas las actividades se trasladan al ámbito hogareño y al uso de los dispositivos electrónicos cómo soporte de la educación, el trabajo y la cultura.
Por otra parte, la deslocalización de las actividades y su materialización en soporte digital nos remite también al concepto de deriva, en tanto la navegación por las redes electrónicas nos presenta remolinos, corrientes y puntos de entrada y de salida del discurso social. Este viaje, en apariencia espontáneo y aleatorio, se realiza en un trazado que no depende del azar, sino cómo efecto de los algoritmos que analizan nuestros comportamientos con el uso de dispositivos electrónicos.
La Nueva Babylon
En este contexto, el análisis del uso del tiempo se complementa con una reflexión sobre el uso del espacio y sus nuevas formas de configuración. En este sentido es importante recordar a otro referente identificado con el movimiento Situacionista: el artista Constant Nieuwenhuys (conocido simplemente como Constant) quien desde 1956 comenzó a trabajar en una propuesta arquitectónica para la sociedad del futuro, desarrollando uno de los principales trabajos de arquitectura crítica y utópica de todos los tiempos: “New Babylon: City for Another Life”. Un proyecto que fue llamado “la ciudad situacionista” debido a la polémica provocación que logró con su diseño. Una ciudad nómada fuertemente influida por las culturas gitanas, estructurada sobre diversas plataformas móviles.
“New Babylon, no se detiene en ninguna parte (porque la tierra es redonda); no conoce fronteras (porque ya no hay economías nacionales), ni colectividades (porque la humanidad es fluctuante). Cualquier lugar es accesible a cada uno y a todos. Todo el planeta se convierte en la casa de los habitantes de la tierra. Cada cual cambia de lugar cuando lo desea. La vida es un viaje sin fin a través de un mundo que se transforma con tanta rapidez que cada vez parece diferente.” (Colombo Ruiz, 1996)
Un pueblo de nómadas a escala planetaria, donde bajo un gigantesco y único techo se construye colectivamente una residencia temporal formada por elementos desplazables, superpuestos sobre las ciudades existentes a modo de gran détournement, -una práctica característica del Situacionismo- que consiste en desviar/manipular elementos anteriores para una creación o significación nueva.
La caracterización de este mundo continuo, cambiante y accesible para todos que imagina Constant cómo escenario futuro, se ha vuelto -paradójicamente- muy parecida a las descripciones sobre la sociedad globalizada que comienzan a circular en los años 80 con la implantación del Neoliberalismo cómo sistema dominante, donde cobra mayor importancia el rol de las empresas multinacionales y la libre circulación de capitales. La difusión masiva de la fantasía de la globalización,- un mundo hiperconectado, unido y accesible para todos – oculta un ordenamiento jurídico y social que se ve en la necesidad de uniformizar y simplificar procedimientos y regulaciones nacionales e internacionales con el fin de mejorar las condiciones de competitividad y el libre comercio. La contracara del modelo es otorgarle máximos beneficios a empresas multinacionales, fomentando la fuga de capitales, la evasión impositiva y el lavado de dinero.
Finalmente, la ciudad utópica de Constant, que propone la imagen de una sociedad flexible y autoorganizada, ha terminado pareciéndose bastante a los asentamientos precarios y marginales que rodean a todas las grandes ciudades del llamado ”3er mundo”, denominados “Villas Miseria” ,“Favelas” o ”Chabolas” según cada país. Esos territorios inestables, desarrollados sin ninguna planificación y carentes de los servicios más elementales son los que albergan a millones de desplazados y excluidos del sistema social.
Así, la realidad del mundo globalizado puede ser entendida de forma diametralmente opuesta a la que se presentaba en sus inicios, cómo advierte Felix Guattari a principios de los 90s.
“…El ser humano contemporáneo está fundamentalmente desterritorializado. Con esto quiero decir que sus territorios etológicos originales —cuerpo, clan, aldea, culto, corporación— ya no están dispuestos en un punto preciso de la tierra, sino que están incrustados, esencialmente, en universos incorpóreos. La subjetividad entró en el ámbito de un nomadismo generalizado.” (Guattari,1992)
Todo circula: la música, los eslóganes publicitarios, los turistas, los productos industriales y al mismo tiempo, todo parece petrificarse, quedarse en su lugar, tanto que se desvanecen las diferencias entre las cosas, entre los hombres y los estados de cosas. Dentro de los espacios estandarizados todo se ha vuelto intercambiable, equivalente.
“Se puede decir que la ciudad-mundo del capitalismo contemporáneo se ha desterritorializado, que sus diversos componentes se han extendido por toda la superficie de un rizoma multipolar urbano que envuelve al planeta.”(Guattari,1992)
A partir de esta lectura, queda en evidencia que la libre “navegación” por el mundo de las redes telemáticas equivale a un falso nomadismo que nos deja siempre en el mismo lugar. Las desterritorializaciones técnico-científicas, urbanas y maquínicas nos momifican y nos alejan de los verdaderos vagabundeos del deseo.
Cartografías de la información. Datos, trazos y mercancía.
El mapa no es el territorio, pero es una manera de nombrarlo, ordenarlo, codificarlo.
El terreno pasional objetivo en el que se mueve la deriva ha dado lugar a la construcción de un mundo nuevo, donde el “google maps” comienza a sustituir el territorio real. La digitalización del mundo significa que todas las acciones y transacciones humanas producen un trazo geolocalizado, es decir, se inscriben en bases de datos que son fácilmente rastreables y manipulables. Y esa información se ha convertido en una mercancía de altísimo valor, ya que posibilita la predicción y el condicionamiento del comportamiento social.
Uno de los análisis más certeros sobre el panorama del escenario social y político mundial es el libro de Shoshana Zuboff titulado : ”La era del capitalismo de la vigilancia” (Zuboff, 2020). Este libro describe con precisión las coordenadas centrales que caracterizan la irrupción de las grandes compañías de procesamiento de datos y sus consecuencias en el ordenamiento de la sociedad y los comportamientos sociales.
En primer lugar ubica la cuestión de la ‘big data’ cómo un problema que excede el ámbito tecnológico y que es sobre todo el componente fundamental en una nueva lógica de acumulación profundamente voraz y altamente eficiente, característica del denominado “capitalismo de vigilancia”. Esta nueva forma de extracción de información del capitalismo- se habla de minería de datos- apunta a analizar, predecir y modificar el comportamiento humano como un medio para generar ingresos y controlar el mercado. Ya no basta con automatizar los flujos de información referida al público en general, el objetivo ahora es automatizar los comportamientos.
“ El capitalismo de la vigilancia reclama unilateralmente para sí la experiencia humana, entendiéndola como una materia prima gratuita que puede traducir en datos de comportamiento. Aunque algunos de dichos datos se utilizan para mejorar productos o servicios, el resto es considerado como un excedente conductual privativo («propiedad») de las propias empresas capitalistas de la vigilancia y se usa como insumo de procesos avanzados de producción conocidos como inteligencia de máquinas, con los que se fabrican productos predictivos que prevén lo que cualquiera de ustedes hará ahora, en breve y más adelante. Por último, estos productos predictivos son comprados y vendidos en un nuevo tipo de mercado de predicciones de comportamientos que yo denomino mercados de futuros conductuales.” (Zuboff, 2020)
Lo que se pone en juego con esta nueva forma de mercantilización de la información revela consecuencias nefastas en materia de privacidad y seguridad, dado que permite que se comparta información familiar y personal sensible con otros dispositivos inteligentes, con personal anónimo y con terceros a efectos de análisis predictivos y de su venta a otras partes no especificadas. Ninguna empresa de procesamiento de datos se responsabiliza por la seguridad de la información que recopila y tampoco asumen responsabilidad alguna por el uso que otras empresas den a esos datos.
“En la actualidad, ese derecho a la privacidad, a los conocimientos y a la aplicación de estos ha sido usurpado por una audaz aventura de mercado propulsada por la atribución unilateral de un presunto derecho a disponer de las experiencias de otras personas y del conocimiento que se deriva de tales experiencias.” (Zuboff, 2020)
El control social se independiza de Estados y Gobiernos y son las empresas tecnológicas las que operan sobre el comportamiento social a través del medio ambiente automatizado conformado por una arquitectura informática cada vez más ubicua de dispositivos «inteligentes», cosas y espacios conectados en red. La Internet de las cosas significa fundamentalmente que la conexión digital es hoy un medio para satisfacer los fines comerciales de unas pocas empresas.
La fuente principal de riqueza del capitalismo de la vigilancia es cualquier aspecto de la experiencia del ser humano. Gran parte de esta nueva labor de explotación se efectúa bajo la excusa de la personalización, que es un modo de camuflar una serie de agresivas operaciones de extracción que explotan las profundidades íntimas de la vida cotidiana. Los productos de predicción actuales se comercian en mercados de futuros conductuales que se extienden más allá de los evidentemente comprobables “anuncios dirigidos” en la red y abarcan ahora otros muchos sectores, como los seguros, el comercio minorista, las finanzas y un conjunto creciente de compañías de bienes y servicios decididas a participar de estos nuevos mercados.
Aceptando que prosperen el capitalismo de la vigilancia y sus mercados de futuros conductuales, permitimos también que la propiedad de los nuevos medios de modificación conductual supere a la propiedad de los medios de producción como principal fuente de riqueza y poder capitalista en el siglo XXI.
El capitalismo de la vigilancia es una forma de mercado que resulta inimaginable fuera del medio ambiente digital, pero que no es lo mismo que «lo digital». Está constituida por mecanismos ocultos o ilegibles de extracción, mercantilización y control que exilian a las personas de su propio comportamiento mientras producen nuevos mercados de predicción, desafiando las normas democráticas elementales.
Inteligencia Artificial/ Estupidez natural
Este concepto de “mercados de futuros conductuales” pone en relieve el rol que la Inteligencia Artificial va tomando en la construcción del sujeto social. La influencia de mecanismos desconocidos por el propio sujeto en el comportamiento cotidiano introduce una dimensión nueva del inconsciente, – ese lugar del aparato psíquico que contiene deseos reprimidos – vinculando el horizonte del deseo con el trabajo secreto de algoritmos combinatorios.
La trama de acciones que configuran la vida cotidiana de cada uno se traduce en datos, donde los encuentros amorosos, las compras del supermercado, las visitas al dentista y las cargas de combustible del auto, etc. se acumulan en inmensas bases de datos para construir perfiles personales a los que se les brinda un “paisaje personalizado”. En este lugar, sus deseos coinciden exactamente con lo que el mercado les ofrece, conformando un perfecto sistema de realimentación del consumo.
De este modo, el campo de la llamada Realidad Virtual entendida cómo extensión electrónica digital del mundo, va ganando cada vez más territorio, desde la actividad e hiper exposición de la gente en las redes sociales o el surgimiento de las criptomonedas hasta el envío de sondas robóticas para preparar la colonización del planeta Marte.
Esta “nueva realidad” se va configurando a partir de la extracción de datos reales del comportamiento humano en las redes telemáticas, con los cuales se construyen escenarios ficticios, sujetos irreales y objetos de deseo a los que se presenta como un modelo simulado , pero en escala real, de sus propias vidas.
Resulta un enorme desafío para la inteligencia humana el poder despejar estos mecanismos de constitución artificial de sus propias elecciones y privilegiar las decisiones basadas en la interrogación profunda acerca de sus más íntimos deseos.
Bibliografía
• Baraona Pohl,E. «Constant y La Internacional Situacionista» 27 mar 2009. Plataforma Arquitectura. Accedido el 17 Jun 2021 ISSN 0719-8914
<https://www.plataformaarquitectura.cl/cl/02-17540/constant-y-la-internacional-situacionista>
• Borges, Jorge Luis (1960). El hacedor. Buenos Aires: Emecé Editores.
• Debord, Guy (1957 (1999)), Informe sobre la construcción de situaciones y sobre las condiciones de la organización y la acción de la tendencia situacionista internacional, Literatura Gris.Madrid.
• Debord, Guy (1965(2012)) El Juego de la Guerra. Reglas de juego. Traducido por José Sagasti, Ediciones del Laberinto, Madrid.
• Colombo Ruiz, Sergio, (2016) Neobabilonios en el siglo XXI. Del proyecto de Constant a la ciudad contemporánea DEARQ – Revista de Arquitectura / Journal of Architecture, núm. 19, Universidad de Los Andes. Bogotá, Colombia
• Guattari, Félix.(1992) Caosmosis: un nuevo paradigma estético. São Paulo: Editora 34,
• Zuboff, Shoshana (2020),La era del capitalismo de la vigilancia, (traducción Albino Santos Mosquera)

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Justamente, me encuentro pensando estos asuntos. Al momento, alcanzo a comprender que lo que llamo capital cibernético transforma ya no solamente un estado de la industria, de la ciencia y la técnica, el juego del viejo plusvalor relativo y absoluto con sus picos de ganancias extraordinarias, sino a la propia ciudad. Esto lo vio muy bien el loco de Antonio Negri, cuando planteó el paso «de la fábrica a la metrópolis». El resultado social de la producción del capital cibernético es el diseño de la ciudad inteligente. Pero este diseño, este mundo interior de la inteligencia artificial, también produce desechos, restos, goce de un exterior para el cual no hay una solución («pleno empleo») sino tan solo control (sistema penal y policía rediseñada por tecnologías IA) y mercado de la (in) seguridad. El diseño ha adquirido, en el contexto de la biotecnología del capital, estatuto de escritura sobre lo real: edición genética, producción de mercados de futuros, biónica. Todo un presente que no dejará de sacarte el sueño estimado Martín. Excelente texto.
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Estimado Leonardo. No se bien a que te referis con «capital cibernetico», pero imagino que es otro modo de nombrar a la información como mercancía, que es el rasgo principal de este mundo hipermediatizado. Y coincido en pensar el diseño como escritura de lo real y a lo real como código que no cesa de no escribirse.
Efectivamente seguiré sin poder dormir, pero al menos tenemos palabras para procesar estas pesadillas.
Saludos y gracias por el comentario! Martin Groisman
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