El 31 de mayo de este año tuvo lugar en Nempla, barrio de Chacarita, la presentación del Fanzine #2 de En el margen, revista de psicoanálisis, Modos del lazo entre analistas: efecto y afectación en la experiencia del análisis. Gabriela Odena, Sebastián Salmún, Laura Gobbato y María José Colombo estuvieron a cargo de dicha presentación. En esta oportunidad compartimos las palabras de María José Colombo.
Delegación editorial
Estamos reunidos para dar la bienvenida al fanzine #2 con palabras y presencia. Se me venían tantas palabras que tuve que priorizar y el primer puesto se lo llevó: gracias. Pero también quiero decir de la alegría que me dio participar y la que tengo hoy por estar reunidos para recibirlo.
Hago un poquito de historia porque el recorrido también hace a la cuestión. Varios meses atrás En el margen publicó la convocatoria que lleva el título: Modos del lazo entre analistas: efecto y afectación en la experiencia del análisis. Y ya que de efectos y afectaciones se trata, comienzo por lo que me tocó en la hechura de este trabajo que no se reduce a las carillas de la publicación. Algunos pasajes de escritura, intercambios con otros de aquí, de allá, de varios lados… edición, publicación, lectura y hoy presentación y reunión en esta tarde.
Cuando leí la invitación, uní esas preguntas con otras que había empezado a escribir en un rinconcito del drive sobre transferencia de trabajo y envié un mail enseguida a la editorial para sumarme. No quería frenar el envión de seguir trabajando eso que había empezado ni que quede olvidado en mi computadora. Esos borradores encontraban por donde enhebrarse.
Tiré unas líneas, las compartí con algunos amigos, reescribí un primer tramo. Llegó la fecha de entrega y me dí cuenta que lo que había hecho era un comienzo, una introducción a algo que no sé qué, pero que recién empezaba a poder precisar las preguntas que me interesaban. De todos modos lo envié -empujoncito de por medio de un amigo- y se lo conté a los compañeros de la editorial. Me contestaron que habían extendido el plazo y que si tenía otro avance llegada la fecha, podría enviarlo.
Quiero decir que ante la invitación a hacer algo a partir de efectos y afectaciones, no hay forma de camuflarse, de esconderse o salir al paso con frases hechas, hay que escribirlas.
Fue preciso aparecer. También, y quizá por eso mismo, este fanzine nos dio la posibilidad de no esquivar el bulto y, trato mediante, dejar de estar siempre en lo mismo.
Una de mis amigas, a quien le había compartido el texto, me dijo que si armaba algo para seguir, se prendía. Pensamos con quien y las invitamos. Les conté las preguntas que tenía y que quería seguir desplegando con ellas. Charlamos, dijimos varias cosas, algunas duras, nos sorprendimos, se nos ocurrieron otras, nos embalamos. Después vinieron más reuniones y decidimos inscribir en la EFLA, escuela de la que formamos parte, el grupo de investigación: Transferencia de trabajo.
Me asusté y me entusiasmé a la vez.
Seguimos trabajando. Seguí escribiendo.
Cuando llegaron las jornadas de carteles presentamos un texto que se llamó Suena tremendo. Leo algo muy breve de ese recorrido:
Cuando decimos transferencia de trabajo parece que todos sabemos de lo que estamos hablando. ¿Qué sabemos? En las primeras reuniones charlamos de varias experiencias de cada una en relación a la circulación por diferentes espacios de psicoanálisis, decires aplastantes, inhibiciones, tensiones ante educar o corregir… Sonaba tremendo. Hay ciertos conceptos que se dan por sabidos y que se repiten como un saber predigerido. El “suena tremendo” de esas reuniones, como horror frente al saber coagulado, se volvió canción. (Con este ritmo loco, suena tremendo, ¡nos vamo´ a enloquecer!) Un pasaje:
De estar sonadas a sonar. Suena tremendo, trajo hilaridad y también otras hebras que se fueron tejiendo en cada encuentro. Alivio, risas y nuevas consideraciones.
Entre medio de todo esto, envié un segundo tramo de trabajo a la revista y me pidieron que lo integre con el anterior. Así quedó Pulsar clínico, rondó en transferencia de trabajo.
Quise incluir esta experiencia que fuimos creando con mis compañeras porque en el fanzine hay de lo que suena tremendo y también hay de los alivios y entusiasmos, de nuevas texturas y del aire. En los escritos leia palabras como aplastamiento, chatura, convencer, esclavos, domesticar, desafectación, rancio, endogamia… y mucho de individualidades, individuos, individualizante… efectos aplastantes de las figuras de poder, dichos estereotipados, repetición de axiomas que pueden sonar pura cháchara, el creer que nos entendemos en dialecto psi o que hablamos de lo mismo.
En el margen puso a circular con la invitación las preguntas que brotaron en su hacer. Nos convidaron con preguntas:
¿Qué condiciones puede generar un movimiento que no vaya “en contra de” sino que atraviese umbrales cristalizados, inmovilizados, ya sea por marcos impuestos, y/o autoimpuestos o simplemente, porque el saber mismo adormece e impide leer olvidando lo sabido?
¿De qué manera un colectivo puede encontrar las vías para mecerse entre bajamar y pleamar sin petrificarse, y que las partículas de arena permanezcan como resto de lo que no se puede absorber?
¿En qué colaboramos para apagar la verdad que el psicoanálisis trae al mundo y en qué contribuimos para que siga diseminándose?
¿Es viable hacerse estas preguntas?
Acá estamos.
*
Una lectura desprevenida podría dar la sensación de que son trabajos sueltos sobre un tema en que cada uno cuenta lo suyo, sus efectos y afectaciones. En el recorrido van apareciendo las diferencias y singularidades, pero a la vez varias cosas insisten en los textos. Parece que escribimos solos y al leernos nos enteramos que nos afectan casi casi las mismas cosas.
Los días en que preparaba estas líneas cantaba Los dinosaurios, los dinosaurios van a desaparecer. No desaparecieron, me decía. ¡Qué desencuentro con la fe! me contestaba con otra canción de Ruben Juárez. Los tenemos acá nomás, no se extinguieron.
Qué locura y a la vez qué suerte que estemos hablando de las afectaciones y de los efectos; que este fanzine y el trabajo que nos dimos haya dado lugar a lo que nos toca, que lo común entre otras cosas es que estamos afectados por cosas similares.
Acá hablamos de las encerronas y también de algunas formas de salir, soplos que encienden, tierra de nuestras latitudes y aires frescos.
Varias germinaciones son posibles.
En el fanzine encuentro el valor de la pregunta honesta, preguntas que van abriendo camino, preparando terreno, introduciendo una idea, preguntas que calan, producen y airean la cosa. Preguntas que requieren y encuentran respuestas, con el riesgo que eso conlleva. Gracias por aventurarse.
Algunos lo llaman reinventar el psicoanálisis, a mi me parece muy grande o capaz es que me asusta. Me viene mejor practicarlo. No nos apoltronemos, la práctica no tiene comodidad pero por eso mismo, también es preciso que hablemos de algunas satisfacciones, de alivios y alegrías que nos da ese tiempo que le dedicamos a lo que nos causa.
Agrego una perlita del trabajar con otros, esta vez con la delegación editorial:
En el texto articulaba una pregunta, decía: “En este Espacio clínico, ¿se pone en juego la transferencia de trabajo o esta expresión es exclusiva del ámbito institucional, donde las jerarquías se articulan con los gradus, donde el objetivo es la enseñanza del psicoanálisis?”
Alguno comentó en el drive: “articulan ¿o desarticulan?”
Otro agregó: “¿conviven?”
Yo leí, dije y digo: ¡Gracias! ¡Qué alivio!
Entonces quiero bien venir al fanzine porque dice de los modos del lazo entre analistas y de los efectos de los análisis, de las encrucijadas y también de posibles salidas; del deseo que conmueve y mueve a continuar para vaya a saber uno qué cosa. Esta, fue una invitación a implicarnos, a ponernos en la cuenta con una articulación, unas letras, una pregunta, un texto entre otros, eso que cada uno encuentra, arma o desarma por ahí, en ese lazo transferencial del análisis, con esos otros analistas, compañeros, amigos… con esos y estos otros. Sumarnos, uno más en la cuenta, que por el hecho de incluirnos en el decir, resta, ahueca para hacer espacio. Uno menos… uno más o menos, se arma, y ahí ya se escucha deshilachar el problema de las jerarquías.
No podemos pedirle todo al análisis, ni a las instituciones donde trabajamos o nos formamos. Es preciso ubicar las insuficiencias. No me refiero a que no funcionen, sino a sus límites, precisar hasta dónde y también su potencia.
Traigo para terminar una pregunta hermosa que encontré en el fanzine, (hay muchas): ¿qué sucedería si nos pensamos colectivamente como un conjunto de fragilidades que se reúne ante aquello con lo que no sabe qué hacer? diría: todas estas cosas… un fanzine, por ejemplo. Un fanzine como un lugar otro, que no intenta ocupar el lugar de nada instituido sino solo el que va creando en su hacer entre todos esos otros.
Por todo esto, Fanzine #2, ¡te doy la bienvenida!
María José Colombo nació en Lincoln, provincia de Buenos Aires. Estudió Lic. en Psicología en la UNLP. Ejerce la práctica analítica con adolescentes y adultos. Miembro de la Escuela Freud Lacan de La Plata.



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