Desde En el margen editora presentamos este sábado en la librería Lalibre «Hacerse ver (cuerpo, fotografía, mirada)», de José Assandri, en coedición con Escolios, ediciones numeradas de Uruguay –un sello editorial vinculado a la école lacanienne de psychanalyse. Las editoras que participamos del trabajo fuimos Paola Behetti (Uruguay), Virginia Voglioti (Córdoba), Mariana Castielli, Marisa Rosso y Helga Fernández. Mientras que el diseño y la maquetación estuvo a cargo de Ever Román.

«Hacerse ver» entra y sale del trabajo artístico de la argentina Gabriela Lifschitz (1963-2004) a través de tres dimensiones: la literaria, la analítica y la de la mirada. En el territorio literario, trabaja las primeras obras de Lifschitz: «Venezia» (1990) y «Elizabetta» (1995).  En el ámbito de la mirada, trabaja la exposición del año 2000, donde la artista presentó fotografías de su cuerpo tras una mastectomía, sus libros «Recursos humanos» (2000) y «Efectos colaterales» (2003), y la película de Enrique Piñeyro, «Bye bye life». Y, en el espacio analítico, se trabaja un libro póstumo de Gabriela donde relata su experiencia de análisis con Jorge Chamorro: “Un final Feliz”. 

Para quienes no conocen a Gabriela Lifschitz, su obra surgió en un periodo de transformación del campo intelectual y artístico latinoamericano. Los años 90 y principios de 2000 en Argentina —marcados por la crisis económica de 2001, el florecimiento del activismo artístico, la consolidación de los estudios de género y la introducción de debates sobre biopolítica y estudios del cuerpo— inspiraron nuevas formas de producción cultural.

Aquella época tendía a homogeneizar la representación del cuerpo femenino con estándares de belleza alienantes y restrictivos. Mientras crecían la anorexia y la bulimia, y Argentina ocupaba el segundo puesto mundial en cantidad de cirugías estéticas, Gabriela fotografiaba una anatomía herida. Su interés por el deseo y cierto erotismo, incluso durante fases avanzadas de su enfermedad, confirma su  resistencia a ser definida sólo como paciente o víctima.  Por eso nos alegra presentar este libro hoy, 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer.

Sin embargo, «Hacerse ver» no se centra solo en la obra de Gabriela, más bien entra y sale de la misma y construye otras nociones que también consideramos valiosas.

Desde En el margen decidimos publicar este libro por varias razones:

1. Interdiscursividad: Como editorial que busca publicar textos que desafíen las convenciones de los géneros literarios, la propuesta de este libro sintoniza con nuestro espíritu editorial al entrelazar las dimensiones literaria, fotográfica y psicoanalítica, tejiendo un tapiz de géneros a partir del ensayo.

2. Revalorización de la imagen: El libro le da otro valor a la imagen dentro del psicoanálisis, donde frecuentemente se la reduce a un mero efecto de lo simbólico, privilegiando lo oído sobre lo visto. «Hacerse ver» otorga a la imagen un estatuto que trasciende el narcisismo y el fantasma, considerándola una dimensión con todo su privilegio y de igual valor que la real y la simbólica. A la vez amplía nuestra comprensión de su constitución en relación con la fotografía, casi siempre subestimada u ignorado por el psicoanálisis.

3. Relación a la tecnología: El texto  incorpora la tecnología de si, no como un elemento externo y necesariamente alienante, sino como un factor constitutivo de la subjetividad. 

4. Diálogo con el contexto porteño: «Hacerse ver» entabla una conversación con el ámbito cultural de Buenos Aires. El análisis de la obra de Gabriela Lifschitz y las resonancias que genera en intelectuales y artistas argentinos, junto con la reflexión sobre Buenos Aires como autoproclamada capital mundial del psicoanálisis, convierten al libro en un texto que dialoga con la escena cultural, intelectual y psicoanalítica porteña y argentina.

5. Debate y crítica: José Assandri, quizás favorecido por la perspectiva que otorga observar desde la otra orilla del Río de la Plata, debate con cierto modo de concebir y practicar el psicoanálisis vinculado a lo que podríamos denominar «analista de vidriera». Lo hace, sin embargo, en el terreno reflexivo del libro, en el contexto del trabajo intelectual, las articulaciones  y los términos, en el territorio de un campo de significación, lejos del cuadrilátero de las riñas de gallo. 

6. Respeto metodológico: El autor ingresa a la obra de Gabriela con respeto metodológico, evitando interpretaciones personales invasivas y centrándose en las articulaciones del propio trabajo de la artista e, incluso, se deja enseñar por ella. El tratamiento con que se encara esta labor trasciende cualquier exégesis  y también aquello que convencionalmente llamamos «clínica del caso».

Hoy presentan este libro Lidia Ferrari, Marisa Strelczenia y Jorge Baños Orellana a quienes escucharemos a continuación.

Agradecemos a cada unx de ustedes que estén acá, acompañándonos. También agradecemos al autor por su trabajo.