Imagen: Marcus Cederberg
Cuidado Editorial: Amanda Nicosia y Agostina Taruschio
Convocatoria a una interpelación urgente
Escribo estas líneas en estado de urgencia, con ánimo de abrir, cincelar, construir, junto a otros, interrogantes que conciernen medularmente a las prácticas y haceres referidos al sufrimiento de los seres hablantes.
En estas semana, puse en conversación abierta el texto “Apelación a la infancia”, lectura propositiva en respuesta a la honda transformación -relevada en la experiencia clínica como integrante de un equipo de Salud Mental de guardia en un hospital pediátrico- de los modos de responder a la demanda sufriente en la actualidad impuesta por el tecno capitalismo libertario.
Este sistema busca la administración “completa” de la vida humana, para su monetización a máxima ganancia, como también la sumisión a su poder bajo el modo de la adicción a los dispositivos digitales que nos intrusionan sin discontinuidad, desapropiándonos de la temporalidad humana y del equívoco vivificante que nos constituye, coordenadas esenciales para contar con la chance de una lectura crítica, situada, singular.
A partir de esa publicación, me acercaron textos de practicantes clínicos que promueven, con mayor o menor cautela “la transformación digital en salud mental”, aún en el territorio pediátrico; incluso de modo más extremo, se ofrece una “Salud mental digital”.
Bajo estos rótulos, se ofertan dispositivos no presenciales de distinta índole: atención exclusivamente on line de psiquiatras y psicólogos (homólogos a la telemedicina) y programas digitales de IA para el diagnóstico, control e incluso tratamiento de las “afecciones mentales”. Sustentan la aplicación de estas abordajes en el número creciente de problemáticas en salud mental, sobre todo en jóvenes, y en el número decreciente de profesionales para su atención.
En estas ofertas no hay pregunta, ni registro, acerca de la procedencia de este acuciante estado de situación.
Sabemos, o necesitaríamos no desconocer, aquello que, con alma, corazón y vida, referentes indiscutidos como Goldenberg, Galende, Barenblit, Ulloa, Stolkiner, entre otros, transmiten en el campo de la salud mental: la necesariedad de considerar las coordenadas históricas, tanto singulares como colectivas, trazadas por las condiciones políticas, económicas, culturales, en la que los seres hablantes realizan su existencia.
Hoy, nuestras existencias de carne y hueso están inmersas en el tecnoceno, efecto de la sempiterna voluntad de dominio humana, ahora en formato tecnocapitalista, productor a gran escala de precarización de vidas llevadas al ras, como desde su experiencia clínica nomina Agostina Taruschio, a lo cual, en este momento histórico, no es posible resistir. No se trata de resistir sino de contra efectuar.Se trata, en términos de Diego Sztulwark, de buscar una salida donde no la hay.
¿Cómo construir y sostener una orilla de contraefectuación en acto?
Empecemos por el principio.
Para sostener esa orilla es necesario reconocer, lo que la transformación digital facilita, agiliza, visibiliza, en el campo sanitario respecto a la administración de los recursos disponibles en el abordaje de la salud de la población: relevamiento de estadísticas para la elaboración de un diagnóstico del estado de situación, el otorgamiento de turnos, la unificación de las historias clínicas. En este terreno, se están discutiendo cuestiones esenciales, tales como, la gobernanza de datos, la incidencia de los sesgos y el horizonte de una soberanía digital(1).
Esta coordenada, permite situar la diferencia y deslinde de su aplicación “apolítica”, cuando son presentadas como “puros” recursos tecnológicos, tanto en el territorio de la medicina, como en el de la salud mental.
Insisto: no se puede construir esa salida sin afirmar con claridad lo que el recurso a la digitalidad posibilita. Un ejemplo paradigmático es el que podemos extraer del tiempo de la pandemia, cuando el recurso online fue necesario y oportuno, para seguir sosteniendo parte de la vida que teníamos antes del aislamiento.
Fue así que en parte y bajo una cualidad diferente, se sostuvieron la educación, algunos trabajos,las operaciones económicas, la comunicación con nuestros seres queridos, y también, aún en los hospitales, la atención a los pacientes, que pudieron de este modo continuar sus tratamientos.
Estas modalidades abrieron interrogantes, aún vigentes, acerca de la función del cuerpo tridimensional, tanto del practicante clínico como del consultante, en la experiencia.
Ya por entonces, pudimos ubicar que en algunos estados de la estructura: crisis de angustia, manifestaciones psicóticas, presentaciones en las que predominaban la impulsividad o el pasaje al acto, y aún en situaciones, aparentemente menos dramáticas, vividas como urgencia, la presencia real era ineludible.
Hoy, el modo online como soporte para muchas de estas dimensiones de la vida humana, se ha instalado y continúa su expansión de un modo vertiginoso y por ahora imparable, permitiendo en algunos ámbitos facilitar algunas de las cuestiones prácticas de la vida.
El desafío está en no dejar de registrar que la conectividad sin discontinuidad nos intrusa y adicciona, constituyendo una vía de funcionamiento del poder contemporáneo, que según la lectura de Paul Preciado, actúa por adicción como continuación “insensible” del panóptico foucaultiano.
Con estas nervaduras abrimos, a modo de llamado, una interrogación inaplazable respecto a las prácticas ofertadas bajo la denominación “Salud mental digital”, especie de oxímoron cuasi eufemístico, a través del cual, se naturaliza un modo de atención para el sufrimiento de seres hablantes, que se ofrece como una solución tecnológica, leída hace poco más de una década por Evgeny Morozov como la locura del solucionismo tecnológico.
¿Por qué locura? ¿Por qué no Pharmakon?
En el Pharmakon griego aquello que enferma también cura. En la cosmovisión digital, no hay Pharmakon, en tanto se pretende dar “solución tecnológica” a través de un rechazo radical de aquello que sus entrañas de litio producen: la precarización creciente de la vida, no solo humana, a través de la expansión de una política extractivista de bienes, para el enriquecimiento de pocos y la miseria de muchos ,y de la fragilización del lazo social.
Encontramos otro modo, quizá menos ruidoso de presentar, bajo la denominación “transformación digital en salud mental”, las ofertas de atención ya señaladas. Bajo este rótulo, lo que queda excluido es medular: la transformación digital en la salud mental.No hay referencia a la toxicidad adictiva de las pantallas, a su efecto de encierro, de aislamiento, de atrapamiento en las redes, que retroalimenta la fragilización del enlace a lo comunitario, soporte de la construcción de salidas colectivas.
Salud mental digital, Transformación digital en salud mental, constituyen rótulos, que propagan, lo que Helga Fernández nomina forclusión de la carne, para precisar un modo inédito de dominación, aunque no único, del capitalismo actual.
Rótulos que rechazan la tridimensionalidad de los cuerpos, que rechazan el registro real de lo viviente. Rótulos que suprimen la negatividad constituyente de los seres hablantes, que Foucault cierne con su famoso “esto no es una pipa”, aunque también lo es, y propagan de facto un sentido único totalizante, que podríamos formular cómo: “esto es sólo una pipa”.
Vuelvo a la interrogación, interpelación, llamado: ¿cómo construir una orilla de contraefectuación a esta imposición?
Estoy escribiendo estas líneas, a modo de carta abierta, en una revista digital, que nació hace una década en búsqueda de encontrar una salida a otros modos de ejercicio de lo unívoco cuando los textos de los maestros son estudiados y citados según principio de autoridad, anulando la riqueza de su lectura crítica(2).
Escribir estas líneas, aquí y así, en soporte digital, testimonia que no estamos renegando de la actualidad que nos toca, sino que, estamos proponiendo no ceder al pensamiento crítico, a la micropolítica, a la hospitalidad, a la conversación con disenso y amistad,a la lectura que arroja consecuencias, tejida con otros contemporáneos en transversalidad, y con la invención de los legados de quienes nos antecedieron.Trama necesaria para mantener viva una interpelación imprescindible, sin la cual la amenaza de transformarnos en mandíbulas autómatas*, se vuelve inminente.
(1) “Inteligencia artificial, ciencias sociales y pensamiento crítico”. Clacso, Agosto 2025. Disponible en: https://youtu.be/36lxL8_ATqs?si=y_peoeGZudZw2ypi
(2) Helga Fernández, creó y tiene a su cargo la dirección editorial de En el margen. Revista de Psicoanálisis.
* Mandíbulas autómatas, sintagma poderoso, invención de Helga Fernández.
Textos de referencia
María Fernanda Castillo (2024). “Revolución digital en la salud mental: aplicaciones que transforman el apoyo psicológico”. Disponible en: https://repository.unad.edu.co/bitstream/handle/10596/66395/mfcastillor.pdf?sequence=1&isAllowed=y
Helga Fernández. La carne humana. Una Investigación clínica. Buenos Aires : Ed. Archivida, 2022
Helga Fernández. Mandíbulas autómatas.La palabra en estado viral y los huéspedes precarizados. Ed. En el margen, 2024.
Michel Foucalt. Esto no es una pipa. Ensayo sobre Magritte. Ed. Anagrama, 1999.
Viviana Garaventa (2025) “Apelación a la infancia”. En el margen. Revista de Psicoanálisis. Disponible en: https://enelmargen.com/2025/07/12/apelacion-a-la-infancia-por-viviana-garaventa/
Maia Nahmod. “Transformación digital en Salud Mental: oportunidades y desafíos en la práctica clínica”. Revista del Hospital de Niños de Buenos Aires. Invierno 2025. Vol. 67. Núm. 297 https://www.profesionaleshnrg.com.ar/ojs/index.php/Revista_HNRG/issue/view/11
Paul Preciado. Dysphoria mundi. Ed. Anagrama, 2023
Agostina Taruschio (2023). “Hacer lugar a lo que no tiene lugar». Ed. En el margen. Colección Trazas de lo sensible, 2024.
Evgeny Morozov. La locura del solucionismo tecnológico. La librería de Le Monde Diplomatique, 2013
Diego Sztulwark. El temblor de las ideas. Ed. Ariel, 2025
Viviana Garaventa. Practicante de psicoanálisis. Egresada de la Facultad de medicina UBA. Realizó la Residencia en Salud Mental Pediátrica en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez. Fue integrante del Equipo de guardia de Salud Mental en dicho Hospital desde 1992/2023. Acompaña con su escucha a practicantes de clínica con niños y adolescentes de Hospitales de Caba. Textos de reciente publicación: «Al amparo de la ficción” en la colección Trazas de lo sensible, Editorial En el margen (2024). “Los hilos de la transferencia”. publicación colectiva compilada por Alicia Rozental y Lisa Pelacoff, Editorial Entreideas (2024). «Sublimación y escritura en la ética en psicoanálisis”, Publicación colectiva compilada por Alicia Rozental y Lisa Pelacoff, Editorial Entreideas (2025).
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Claro que sí Vivi, una carta abierta para interpelar a los enamorados de la bidimensión alienante de la imágen. Se me ocurre pensar en lo iconoclastas, digo no es necesario ir a martillar pantallas, pero algo pensaron como peligroso de las imágenes en sí mismas. Me gustó mucho el texto. Es ético y político.
Marta Benenati
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