La teoría de la formación como fricción. Por Roque Farrán.



A Camila y las mujeres que luchan, en su día.



En «La teoría de la bolsa de la ficción», Úrsula K. Le Guin opone a la clásica historia del héroe excepcional que mata o muere, que sale a cazar y lucha, que corta o pincha o penetra, la otra historia olvidada o subestimada de la recolección a través de distintos géneros y materiales, de la bolsa que contiene múltiples historias de vida, del trajín cotidiano para cultivar, juntar y comer. Si bien esta última historia es más rica que la anterior, vinculada más a lo real, y no excluye el mito del hombre y su épica sino que lo pone en su lugar; no obstante, puede haber cierta oposición simétrica entre ambos relatos.


Yo creo que hay una historia intermedia entre ambas, entre el corte y la contención, la lucha y la supervivencia, lo excepcional y lo cotidiano, y es la historia de la formación como fricción o roce. Desde la primitiva invención del fuego, frotando pacientemente una yesca o unas maderitas, hasta el minucioso tejido de cestas o telas, el amasar o el triturar las semillas para hacer el pan; no es la pura acción sobre los otros o la pura recepción contenedora lo que prima allí, sino una dinámica que requiere el uso justo de la fuerza y la paciencia activa que van curtiendo el pellejo, haciendo callo, al construir herramientas y hacerse cuerpo con ellas en el uso. Así también los saberes y tecnologías más sofisticadas, como la escritura en diversos medios materiales. No solo contar historias sino irse formando en ellas, en citas y aforismos que hacen cuerpo, que tejen el alma de múltiples voces que resuenan, nos dan valor, templanza o alegría para sobrellevar cada momento, excepcional o cotidiano.


La teoría de la formación como fricción o roce la descubrí hace poco, aunque hace mucho se venía amasando, entre lecturas y experiencias varias, entretejiendo en múltiples historias de formación que requerían hacer cuerpo los saberes, darles un uso material que no fuese la simple aplicación instrumental o informativa que hoy dominan. Lo primero fue entender que el uso de los saberes implicaba un goce irreductible, que el goce de su adquisición era el mismo que el de su ejercicio, y que hay que curtirse el pellejo para adquirirlos, como dice Lacan. Esto me resonaba con lo mismo que escribe Spinoza al final de su «Ética»: la felicidad no es una recompensa por la virtud sino el ejercicio de la virtud misma. Luego encontré en Foucault un modo de practicar la lectura y la escritura que remitía a los antiguos estoicos y que consistía en transformar lo visto y oído en fuerzas y sangre, un modo de incorporar los saberes en el ejercicio cotidiano, como comer y respirar, una suerte de fisiología del pensamiento puesto en acto; hacerse un corpus literal, y tramar la propia genealogía espiritual. Pero esta serie de lecturas que buscaba traducir en ejercicios y prácticas concretas tomaron decididamente una forma teórica renovada cuando leí la Carta VII de Platón comentada por Foucault; allí el roce o fricción (kribé en griego) resulta crucial para acceder a la cosa misma, la idea material que se trama entre diversos modos de conocimiento. Por último, pero no menos importante, el comentario que hace Mazzeo al uso del vituperio en Muhammad Alí, me permitió entender que incluso la retórica cumple una función en el enfrentamiento o la lucha directa, y que esta puede ser poética, no simplemente agresiva; el término griego usado para el vituperio es psogos y se podría traducir como frotación o refriega. Distintas intensidades de la fricción, roce o refriega, entonces(1).


La práctica de artes marciales me ha enseñado mucho respecto a cómo entender la formación de manera integral, no solo física sino espiritual y culturalmente. En las artes marciales también hay distintos grados de roce, desde la práctica de formas puras o la lucha con la propia sombra, pasando por ejercicios de intensidad controlada, hasta la confrontación directa con otro. El entrenamiento incluye el roce con otros materiales de distinta dureza para ir preparando el cuerpo. Podría tramarse así una historia de todo el proceso de formación y no simplemente del resultado. No todas las artes marciales son competitivas y resultadistas, las más tradicionales enfatizan el proceso lento y paciente en el cual el practicante se va formando en relación a sus propias resistencias y automatismos pulsionales para incorporar de un modo singular los movimientos; la lucha queda como un avatar de última instancia, no como una meta obligada.


Este tejido de múltiples historias de formación, con sus citas, ejercicios y referencias, lo vengo contando en distintos libros, desde «El uso de los saberes» y «Nodaléctica» (2018), pasando por «Leer, meditar, escribir» y «Militantes ¡ocúpense de sí mismos!» (2020), escritos en pandemia, hasta los últimos «Escribir es respirar» y «La filosofía como intervención» (2025), por eso no voy a redundar en ello. Solo quería dejar asentada esta propuesta de la teoría de la formación como fricción en un contexto donde la agresividad avanza y las posiciones progresistas tienen que encontrar un modo de respuesta que no sea meramente especular, evasivo o pasivo; tenemos infinidad de tradiciones que nos respaldan, pero hay que saber activarlas para que la formación haga cuerpo y no sea meramente testimonial o ilustrativa.


Preguntas nodales(2)

¿Quiénes fueron los últimos en ver? ¿Los que rieron? ¿Rieron mejor, acaso?


¿Miraban el mundo entero? ¿El Universo? ¿Los agujeros negros, también?


¿Y antes de todo? ¿Y después? ¿En la repetición infinita? ¿En las variaciones infinitas?

¿Y siendo finitos, limitados a la vez, en apenas un breve espacio, como este?


¿Y si existiese otro, haría falta que no fuese este? ¿Cómo en el goce?


¿Quiénes serán los primeros en entrar allí? ¿Los pobres de espíritu? ¿Los anchos de hombros? ¿Los de ojos abiertos?


¿Entrar a un círculo saliendo de él, o será al revés? ¿El círculo lógico, en la prueba, ontológico, en la existencia, tal vez?


¿Y si hubiese que cortar de una vez y para siempre con todo? ¿O habrá que recomenzar incesantemente el corte continuado, otra vez?


¿Y si en la fricción de ellos es que nace la idea, en el entrelazamiento el cuerpo, en el anudamiento el ser?


¿Y si al nudo no habría que decirlo sino hacerlo? ¿O decir, en caso de nudo, es hacer? ¿Hacer cosas con palabras, acaso? ¿Hacer lo justo y necesario, tal vez?


¿Las palabras que hacen se anudan de acuerdo al caso? ¿Y qué sabe el caso de esto, otra vez? ¿Duplicidad del sentido o triplicidad del ser?


¿Sabe hacer caso, o casar más bien? ¿Lo que manda es lo que casa? ¿Y si son varias las cosas que casan? ¿Se encastran, así? ¿Se entienden como partes sin todo?


¿Lo que encastra tiene que ver con la castración? ¿Con ver o no ver? ¿Con cegarse lo suficiente? ¿Con sentir quizás? ¿Consentir? ¿Quizás?


¿La cosa misma es el caso que no acosa, acaso? ¿Qué no busca la interpenetración o la subordinación de las partes sino el enlace por el agujero del cual todas las preguntas se sostienen? ¿No(to)do?


  1. Todo esto lo he comentado en un texto reciente, ¿Qué hace la filosofía? Disponible en https://enelmargen.com/2025/10/10/que-hace-la-filosofia-por-roque-farran
  2. Algunos afirman haber visto venir lo peor antes que todos, e incluso una parte de estos insisten que hay otros que no la ven; pero yo lanzo algunas preguntas tanto a unos como a otros, para ensayar ese nosotros en fricción que es tan difícil llegar a ser

Bibliografía


Farrán, R. «La filosofía como intervención: formación, afectos, militancia», Buenos Aires, Las cuarenta (colección Cuarenta ríos), 2025, pp. 200. ISBN 978-631-6522-20-7
———-«Escribir es respirar: meditaciones, conversaciones, restos», Córdoba, Triángulo, 2025
———-«El uso de los saberes. Filosofía, psicoanálisis, política», Córdoba, Borde Perdido (Colección Golpe ciego), 2018.
———-Nodaléctica. «Un ejercicio de pensamiento materialista», Buenos Aires, La cebra, 2018
———-«Leer, meditar, escribir: la práctica de la filosofía en pandemia», Buenos Aires, La Cebra, 2020
———-«Militantes, ¡ocúpense de sí mismos!», Buenos Aires, Red Editorial (Colección 90 intervenciones), 2021
Le Guin, Úrsula K. La teoría de la bolsa de la ficción, Buenos Aires, Rara Avis, 2024.


Deja un comentario