Corresponsales de urgencia. Por Marcela Ramunni

Hoy, en este contexto de confinamiento, aislamiento social obligatorio y amenaza de muerte a causa de un virus del que casi nada sabemos, vivimos con la sensación de que mucho de lo que fue dicho “antes de” está perimido o ahora, ya mismo, no es de  utilidad. Al desasosiego se le suma, por contraste, el requerimiento de representaciones que den cuenta de lo que pasa y nos pasa. Por estos días lo único que a algunos nos mantiene medianamente en paz es leer a quienes se animan a decir, aunque se equivoquen o sepan que lo que arriesgan es provisorio y hasta erróneo. Ante el espesor de la incertidumbre, se patentiza la necesidad de discurso, de ficción, de metáforas que nos ayuden a habitar un mundo que se parece mucho a un ultimátum.

En el margen inaugura, esta nueva sección. Nueva, no sólo porque es otra distinta a las que ya existen, también porque aquí no se hablará estrictamente de psicoanálisis. Esto último por dos razones:

  • Afirmamos fuerte que es necesario para la existencia, no sólo de las personas sino también de los discursos, entrar en contacto con lo otro. Más todavía, si lo otro también es lo que estamos atravesando.
  • De todos modos y pese a todo, continuamos dentro de la ética del decir. Una ética que lanza a la totalidad del Logos (el modo como Lacan mencionó a la comunidad en tanto soporte de la dimensión simbólica) otra cosa que datos,  y, a la vez que procura seguir diciendo, continúa tramando lo que urge.

Dadas las circunstancias, llamamos a esta sección Corresponsales de urgencia.

Editorial, Helga Fernández y Gabriela Odena. Con la ayuda y la complicidad del grupo Virus.

Hoy publicamos este texto de Marcela Ramunni, psicoanalista, que atravesó la difícil experiencia de quedar aislada en el exterior. Nos lo relata de un modo en que se pueden sentir cerca los sentimientos y pensamientos, que quedan plasmados también en la foto que nos envió. Le agradecemos lo comparta con nosotros,

Marcela Ramunni
Psicoanalista. Miembro de la EFA.
Actualmente Co-responsable de la Secretaria de Enseñanza y Formación y de la Secretaría de Biblioteca de la EFA.
Fue coordinadora y supervisora del Equipo de Asistencia psicológica del Servicio de Dermatología del Htal. Alvarez.

…un hombre que ha aprendido a agradecer
las modestas limosnas de los días:
el sueño, la rutina, el sabor del agua,
una no sospechada etimología,
un verso latino o sajón,
la memoria de una mujer que lo ha abandonado
hace ya tantos años
que hoy puede recordarla sin amargura,
un hombre que no ignora que el presente
ya es el porvenir y el olvido…

Tramo de Poema Alguien, J.L. Borges

5/3/2020.

Capitulo1.  Vacaciones

Por fin! ¡Llegaron las vacaciones!!!!

Así comenzaba aquel día de marzo, tan esperado, tan pergeñado, tan lejano, tan perdido hoy en la intensión.

Brasil, sus playas, su música, la caipiroska, representaban un corte, un intervalo profundamente necesario y deseado a mi cotidianeidad de trabajo, de quehaceres, de encuentros sociales, familiares. Una pausa.

No recuerdo exactamente cuántos días pasaron (el tiempo se ha vuelto un incierto, las coordenadas se desconfiguraron) tal vez una semana, poco más o menos, estaba sosegada en mi » cadeira de deitar», sobre la arena blanca, con el panorama del mar envolviéndome cuando, un «algo» entreveo que se aproximaba a una distancia que no me permitía identificar qué era. Hice foco, sintonicé mi auricular natural y recién allí veo, venían ellos; unos 10 policías en cuatriciclos y una camioneta munida de un mega parlante y decenas de periodistas revoloteando alrededor que anunciaban lo que sería días después mi propio ruego, un derrotero incalculable.

«FORA DA PRAIA. VOLTE PARA SUAS CASAS». (No precisa traducción)

¿Nos estaban echando?? ¿De la playa??

Inmediatamente, mi compañero de vida y yo cruzamos miradas, y no solo eso puedo decir ahora. Atónitos, patitiesos en un grito silencioso pronunciamos: Esto no está ocurriendooooo!!!!!!.

La negación ejercía su función.

Adentro, afuera, seguro, intimo, público, posible, prohibido, todas las categorías se me distorsionaban.

Un exterior peligroso y un adentro no menos angustiante.

«VOLTE PARA SUA CASA», ese ruido, que siguió siéndolo largo rato porque no había forma de significar lo insignificable de lo oído (Trauma? ), días después, con algún agregado gramatical mutó en una súplica a otros: LLÉVENME A CASA.

Capítulo 2. Aeropuerto

Ya todo había explotado. La pandemia estaba declarada. Cierres de fronteras, aislamiento obligatorio.

Este real irrumpió y… «touchè» !

La infodemia (escuché por ahí este término) también hacía su estrago.

Lo único que me preocupaba era: Voltar para casa.

Yo aquí, ellos allá.

Ellos; mi familia, mis amigos, los afectos claro, se entretejían queriendo ayudar.

Yo aquí, escuchando un colérico extraviado que falaba de «gripeçinha» mientras los casos aumentaban exponencialmente.

Quería huir de ahí, de él, de mis temores.

No poder decidir libremente dónde, cuándo, cómo y con quién estar, es la primera vez que me agujerea de tal manera. (sin olvidar la historia… nuestra historia)

Volver a casa se transformó en el soporte, pero con los días entré en un ring de boxeo sin saber practicarlo.

Varios intentos fallidos por vuelos cancelados sin previo aviso, nuevos vuelos comprados y vueltos a cancelar en cualquier línea aérea, consulado desbordado sin respuesta.

Horas, eternas horas de aeropuerto.

Otra vez los fantasmas al acecho. ¿Y si no podemos volver? ¿Y si nos enfermamos acá?

La gente se agolpaba protestando, pidiendo ayuda, gritos, insultos desesperados. Familias durmiendo en el piso. Todos pidiendo «ser escuchados»…

Si bien esto nos atraviesa a todos por igual, las diferencias no se borran. La subjetividad de cada quien entra en escena.

Vi extrema solidaridad, vi extrema mezquindad.

Como muchos, pasé de estar a punto de embarcar con voucher en mano, a verme las manos vacías en segundos. De la ilusión a la frustración sin escala. Pensé: No hay cuerpito que aguante…!

«Volver a casa» fue la frase guía que repetía cuan mantra. Pero en la repetición también hay diferencia.

El 28/3 anunciaron 2 nuevos vuelos especiales de repatriación.

Me arrojé al aeropuerto con el corazón agolpado en mi garganta, la incertidumbre era lo único que se respiraba.

Sra., Sr., su vuelo AR 1253 embarca 16.20 hs por Terminal 3.

Mi compañero y yo esta vez no solo nos miramos, nos desparramamos en un abrazo.

VOLVEMOS A CASA.

Capítulo 3. Hotel-Aislamiento

Para escribir este tramo necesitaría cierta distancia que aún no tengo… estoy en tránsito, pero más cerca, mucho más cerca. La Patria es mi casa. Tal vez en unos días cuando pase, cuando haya pasado por mí, pueda pasarles esta experiencia.

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