Gisela Avolio, responsable sección.
Helga Fernández, editorial.
– ¿Cómo y cuándo descubrió el psicoanálisis?
– Agradezco a la revista En el Margen la gran iniciativa de hacer decir a los analistas, uno por uno, lo suyo. Y agradezco a Gisella Avolio la invitación y la paciencia para recibir mi demorada respuesta.
Mi descubrimiento del psicoanálisis se podría considerar parte de la vida cotidiana. Ocurre todos los días cuando vuelvo a sorprenderme, en mi práctica, con que alguien se encuentra con algún tropiezo al intentar decir algo y, por hablar, entra en una zona que le acerca algún efecto de verdad.
Vuelvo a descubrirlo cuando, leyendo un texto (sobre todo de Freud o de Lacan) subrayado por mí hace un tiempo, me topo con notas que yo misma escribí y las tenía olvidadas. Algo me sabe allí con gusto a querer más. Descubro que había estado allí y no lo sabía.
Un descubrimiento que se renueva, en cada análisis que comienza, en el punto en el alguien se descubre asintiendo que un sueño, un lapsus, un síntoma le conciernen; en cada supervisión en la que lo que se escucha ilumina una sombra. En la presencia que colorea un momento de angustia, cuando escucho que una parte del cuerpo del alguien que elige dirigirse a mí en posición analizante, hace tronar alguna voz que ensordece o adormece porque anuncia alguna cosa que buscar decirse.
Sin embargo hubo un momento en mi formación, en el que creo haber entrado y descubierto el Psicoanálisis; fue escribiendo un trabajo sobre la Docta Ignorancia, que es una referencia interesante en Lacan. Fue allí, luego de transitar los laberintos de la filosofía de Nicolás De Cusa, de sentirme hipnotizada por ese saber infinitizado por sus referencias, que me encontré al despertar de un sueño con la voz de una amiga que decía: ¿Yo que sé?
¿Un saber que no sabe? Esa pregunta fue una afirmación que me sostuvo en la lectura de Freud y Lacan.
El análisis abrió allí, con esa pregunta en un sueño, un estilo interrogativo que marcó el modo en que mi práctica se ordena, con los otros, cuando nos encontramos al hacer una pregunta que autoriza una búsqueda, un deseo.
La experiencia de una pregunta que afirma, en el análisis, fue un modo de seguir. De esperar que haya lugar para seguir diciendo.
El fin de análisis también abrió una pregunta : ¿Cómo transmitir eso que pasó en lo que sucedió?
Así, en el dispositivo del Pase, el descubrimiento fue nuevamente la sorpresa de encontrar en un sueño un sabido, una verdad de aquello que buscaba nombrarse y que por estar dicho en el sueño, dio nombre a mi nombre.
-¿Qué considera que el psicoanálisis puede aportar a nuestra contemporaneidad?
-Entiendo que el Psicoanálisis puede seguir aportando a la contemporaneidad, eso que me aportó a mí, en la vida y en la formación como analista, un tiempo y un lugar para seguir diciendo/deseando. Transmitir este aporte que recibí es lo que me alienta.

Noemi Sirota, Buenos Aires, Argentina (1950). Psicoanalista. A.M.E (Analista Miembro de Escuela), ha cumplido la función de A.E. (Analista de Escuela) de la Escuela Freudiana de la Argentina en el período 2014-2017. Ha publicado numerosos libros con otros y artículos de psicoanálisis, en la Argentina y en España. Es integrante del Consejo de la Fundación del Campo Lacaniano, de la dirección de Editorial Kliné y del Comité de Redacción de la revista Lapsus Calami.

Gisela Avolio, actualmente trabaja como analista, es miembro fundadora de la Escuela Freudiana de Mar del Plata, y miembro de Fondation Européenne pour la Psychanalyse. Fue Residente de Psicología en el Htal. Subzonal especializado Neuropsiquiátrico Dr. Taraborelli (Necochea, Bs. As.). Dicta clases en las actividades de la Efmdp, y allí coordina el dispositivo Práctica psicoanalítica con Niños y Adolescentes, desde 2010; actualmente es docente y supervisora de la Residencia de Psicología Clínica de los Hospitales Provinciales de Necochea y Mar del Plata. Y dicta clase anualmente en Centre IPSI de Barcelona. Desempeña la práctica del psicoanálisis en el ámbito privado.