Imagen de portada: Marc Chagall, Moisés y la zarza ardiente. 1966
Cuidado editorial: Patricia Martínez y Gerónimo Daffonchio
En Moisés y la religión monoteísta Freud, queriendo demostrar el origen egipcio de Moisés, apela a la hipótesis de que es el propio Moisés quien introduce a los hebreos en la práctica egipcia de la circuncisión, yendo así contra la tradición que hace de Abraham su precursor. Es en este punto que Freud alude a lo que él mismo llama un enigmático e incomprensible pasaje del Éxodo (4: 24-26) en el que YHWH sale al encuentro de Moisés queriéndolo matar y a lo que Tzipora, su esposa, lo salva ejecutando la circuncisión a uno de sus hijos. Dice Freud que este pasaje está inserto para despistarnos de que fue justamente el Moisés egipcio el que introdujo la costumbre.
En el seminario 10 sobre la angustia, Lacan hará referencia al mismo episodio, al que también caracterizará como enigmático, al detenerse en el cuchillo de piedra como herramienta utilizada en la operación de la circuncisión tanto en una imagen egipcia, donde se ilustra el hecho, como en el pasaje bíblico referido. Dice Lacan que trae estos textos para generar el deseo o la necesidad de que recurramos a ellos.
En este artículo abordo el enigmático pasaje bíblico desde la dificultad en el habla de Moisés, lo que explicaría el sentido profundo de su inserción en el texto.
Hay una característica de Moisés que siempre ha sorprendido a la tradición exegética bíblica: su dificultad en el habla que contrasta con la inmensa tarea que Dios le asigna, la de enfrentarse al Faraón para liberar a su pueblo. El propio Moisés ve en esta dificultad un impedimento para llevar a cabo el pedido de Dios.
Leemos en Éxodo 4:10: “Y dijo Moshe al Señor: ¡Ay, Señor!, no soy hombre elocuente de ayer ni de anteayer, ni desde que hablaste a Tu siervo, sino que soy torpe de boca y torpe de lengua.” (Dujovne -Konstantynowsky, 1973)
La tradición ha hecho de Moisés un tartamudo entendiendo de esta manera la alusión a su torpeza en el habla. Pienso que al quedarnos con esta lectura perdemos la posibilidad de captar el sentido profundo del texto sin percibir la relación que hay entre la ley de Dios y el acceso al lenguaje tal como allí se articula. Veamos cómo el texto va tejiendo esta relación.
No muy convencido de la respuesta de Dios en Éxodo 4:12 Moisés vuelve a dudar de ser la persona indicada para la tarea, le señala nuevamente a Dios y por dos veces en Éxodo 6:12 y 30, de su dificultad en el habla. Ahora bien, en ambos versículos la versión de La Santa Biblia pone en boca de Moisés la expresión «siendo yo torpe de labios» (en hebreo el término para «labio» al igual que para «lengua» se usan en el sentido de «lenguaje»), mientras que la Biblia de Jerusalén le hace decir «soy torpe de palabra». La traducción más afín al espíritu de la ley sería «soy de labios incircuncisos« ya que el término hebreo utilizado es arel que significa tanto torpe como no circuncidado, de esta manera lo traducen en su versión Dujovne -Konstantynowsky. Éxodo 6:12: «Y habló Moshe ante el señor, diciendo: ‘Si los hijos de Israel no me han escuchado, ¿cómo, pues, escuchará Paró a mí que soy de labios incircuncisos?».
Es en este contexto que se hace comprensible el enigmático episodio relatado en Éxodo 4:24-26 en que Dios sale al encuentro de Moisés para matarlo en el camino hacia el Faraón y que Tzipora su mujer lo salva ejecutando la circuncisión: “Y aconteció en el camino, en una posada, que el Señor le atacó (con enfermedad mortal) y procuró matarlo. Y tomó Tzipora un pedernal, cortó el prepucio a su hijo, y lo acercó a sus pies (de Moshe), diciendo: ‘Ciertamente me eres un esposo de sangre’. Y él lo soltó, entonces ella dijo: ‘Esposo de sangre con motivo de la circuncisión’ ”. (Dujovne -Konstantynowsky)
En realidad y a pesar de la traducción de Dujovne – Konstantynowsky que indica que se trata del hijo de Moisés el pasaje en su original es de una gran oscuridad, pues como lo señala La Biblia de Jerusalén al no nombrarse a Moisés ni saber a quien se refiere los pronombres personales, no queda claro en quien recae la amenaza de Dios ni la circuncisión realizada por Tzipora. Ello ha llevado a varias interpretaciones.
Por un lado se ha dicho que la circuncisión recae sobre Eliezer uno de los hijos de Moisés, por otro lado algunos hablan que la circuncisión recae sobre el propio Moisés. La versión de algunos exégetas referidas por Buber (1994) es elocuente: «…el incidente se había producido en la noche de bodas. El dios o el demonio le había disputado a Moisés el jus primae noctis, ‘prerrogativa de los dioses’. Entonces Séfora [Tzipora] había cortado el prepucio de su marido y arrojado sobre las partes vergonzosas del ‘lascivo monstruo nocturno’, pronunciando una ‘fórmula mágica’ por la que ‘fingía que él cohabitó con ella’, y que ‘por eso estaba manchado de sangre’; después de lo que él se retira ‘satisfecho’ y le perdona la vida a Moisés».
Sea Eliezer o Moisés es claro que en última instancia el relato señala el sometimiento de la madre – esposa Tzipora (nombre que significa pájaro lo que la vincula a la diosa madre semítica Ishtar – la Astarté fenicia-, que era simbolizada por una paloma) a la ley de Dios y por tanto a la circuncisión (que ella misma ejecuta) salvando así la vida de Moisés.
Vemos entonces como Moisés debe pasar por la circuncisión, es decir la castración simbólica para acceder plenamente a la palabra y poder ser escuchado tanto por el Faraón como por los hijos de Israel en el marco de la ley de Dios. En un notable libro titulado Filosofía de cámara Diana Sperling señala que el cuchillo de Tzipora “parece operar no solo sobre el prepucio del hijo, sino también en el habla de su esposo” pues su torpeza en el habla, o metafóricamente hablando su lengua incircuncisa, “parecía incapaz de transmisión alguna”.
El hecho de que el termino milá en hebreo signifique “circuncisión” y a su vez con cierta variación ortográfica también signifique “palabra” muestra cómo en la lengua hebrea el lenguaje, la palabra y la ley del padre representado por Dios, están intrínsecamente relacionados tal como lo muestra a su vez el análisis del propio texto sobre la liberación de la esclavitud.
*El texto fue publicado originalmente en la página Web ya no activa de Mensuario Identidad.
BIBLIOGRAFÍA:
Biblia de Jerusalén. Alianza Editorial. Bilbao, 1975.
Buber, Martin. Moisés. Lumen-Hormé. B.Aies, 1994.
Dujovne, L -Konstantynowski, M y M. La Biblia. Editorial Sigal. Buenos Aires, 1973.
Freud, Sigmund. Moisés y la religión monoteísta. Obras Completas. Tomo XXIII.
Amorrortu Editores. B.Aires, 1989.
Lacan, Jacques. La angustia. Seminario 10. Editorial Paidós. B. Aires, 2006.
Santa Biblia. Sociedades Bíblicas Unidas, 1960.
Sperling, Diana. Filosofía de cámara. Mármol Izquierdo. B.Aires, 2008.
Pablo Cúneo. Psicoanalista. Psicólogo UDELAR (Universidad de la República – Uruguay. Trabajó en el Hospital Psiquiátrico Musto. Dictó cursos de seminarios en AUDEPP. Miembro del equipo Salud Mental ASSE del Centro de Salud Dr. Enrique Claveaux.
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Excelente! Se dice que Moisés nació gracias a su hermana Miriam
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