Una invitación a leer  «Un viaje weird a los confines del psicoanálisis». Por Atahualpa Patrono



Esta reseña acompaña el trabajo que vienen llevando a cabo Fernando Barrios (Uruguay), Helga Fernández (Argentina), Helena Goiti Maldonado (México) y Roberto Marín Villalobos (Costa Rica), desde E-dicciones Justine.

Este grupo de trabajo llevó a cabo su última reunión presencial el 25 de abril, en Montevideo, titulada: «Un viaje weird a los confines del psicoanálisis. Dislocaciones III». El evento se realizó en Montevideo y en esa oportunidad también participaron  Flor Canosa y Ramiro Sanchíz.

Para acceder al libro escribir a enelmargenrevista@gmail.com








Esta obra colectiva, surgida de encuentros entre psicoanalistas, teóricos y escritores latinoamericanos con una imaginación desafiante, nos invita a un viaje que es tanto riguroso como alucinante. Como si Freud hubiera tomado un portal interdimensional para charlar con Ursula K. Le Guin, el libro explora las intersecciones entre el psicoanálisis, la ciencia ficción y la literatura weird. Estructurado en dos grandes secciones llamadas «Dislocaciones» (¡ya el nombre sugiere que nuestras certezas van a salir volando!), el libro parte de una frase de Lacan que suena a manifiesto retrofuturista: «la única ciencia verdadera es la ciencia ficción».


Entre la ciencia y la ficción: donde el diván se convierte en nave espacial

Fernando Barrios abre la primera sección proponiendo cuatro aproximaciones a los cruces entre ciencia ficción y psicoanálisis. Con la destreza de un físico del multiverso explorando realidades paralelas, señala cómo el psicoanálisis tiende a protegerse de lo que lo cuestiona, mientras la ciencia ficción produce una «ampliación del campo de los posibles» mediante la suspensión de nuestras nociones de realidad. Recorriendo el trabajo de Donna Haraway (¡cyborgs y psicoanálisis, qué combinación!), Barrios sugiere que la ciencia ficción nos permite acceder a un inconsciente más allá de la imaginación victoriana que el psicoanálisis heredó.

Otrxs lectores estarán de acuerdo en que es delicioso su análisis de Freud como escritor dividido: por un lado, el teórico sobrio; por otro, el especulador salvaje que invocaba a «la bruja» de la metapsicología. Barrios concluye con una referencia a Philip K. Dick y su percepción de que «algo falla» en nuestra realidad –como si la Matriz tuviera un glitch– estableciendo un paralelismo con el psicoanálisis que «se ocupa muy especialmente de lo que no anda».

La ficción en el corazón de la teoría: cuando los psicoanalistas escriben ciencia ficción sin saberlo

Helga Fernández continúa la expedición con «El psicoanálisis: una ficción teórica», sugiriendo que la ciencia ficción puede realizar una «curandería» del psicoanálisis, sacándolo del polvo dogmático. Con el entusiasmo de quien acaba de descubrir que vive en una simulación, Fernández argumenta que toda teoría, hasta la más científica, tiene algo de novela: construye mundos simplificados que nunca capturan completamente la realidad que pretenden describir.

Lo más divertido son sus «ejercicios de lectura extrañada»: propone leer el «Proyecto de una psicología para neurólogos» de Freud como si fuera un texto de Ted Chiang o Greg Egan, y las «Memorias» de Schreber como una exploración cosmológica al estilo Lovecraft. ¡De repente, los textos clásicos se transforman en aventuras interdimensionales! Fernández nos recuerda que hasta los números, esos aparentemente inocentes caracteres, son «ficciones rigurosas» sin realidad empírica directa.

Este trabajo trastoca la cristalización de las teorías y nos deja desnudos de certezas. Como decía mi abuela: ¡Agarrate los pantalones!


El horror como potencia transformadora: cuando el monstruo nos muestra el futuro

Helena Maldonado Goti, en «El horror como potencia», se zambulle en las aguas turbias donde el weird y lo real se besan. Analizando la novela «La infancia del mundo» de Michel Nieva, con su delirante protagonista «niño mosquito» (¡luego «niña dengue»!), Maldonado Goti muestra cómo la distopía puede ser más reveladora que cualquier documental sobre nuestro presente. Es como si nos dijera: «¿Crees que ese futuro apocalíptico es solo ficción? ¡Mirá por la ventana!» Para Nieva, la infancia simboliza «la capacidad de desarrollar aquello que hasta entonces había sido inédito» –una forma poética de decir que desmontar las estructuras establecidas puede ser el comienzo de algo maravilloso, no el fin del mundo.

Con la elegancia de quien conecta universos paralelos, Maldonado establece puentes entre el psicoanálisis lacaniano y la física cuántica, sugiriendo que ambos han dinamitado las viejas divisiones cartesianas.

La muerte y lo siniestro: el alma como doble en la máquina

Roberto Marín Villalobos, en «Alma-cenaje y réplica», explora con humor negro la relación entre lo weird, lo siniestro freudiano y nuestra eterna negación de la muerte. Recurriendo a Freud, nos recuerda que «el alma «inmortal» haya sido el primer doble del cuerpo» –¡el primer intento de hack para evitar el game over definitivo!

Lo más fascinante es su análisis de la obra del artista costarricense Jonathan Torres, quien crea criaturas robóticas biodegradables –una especie de Frankenstein ecológico– que nos confrontan con la perturbadora pregunta: «¿les heredaremos la capacidad de sufrir y agonizar?» Es como preguntarse si tu Tamagotchi realmente sentía algo cuando lo descuidabas. Marín Villalobos nos sugiere que en nuestra búsqueda de la inmortalidad digital podríamos estar creando algo mucho más inquietante que reconfortante.

Entre la angustia y la agonía: zombies, cyborgs y otros primos incómodos

En su segunda contribución, «AngustiAgoníA», Marín Villalobos parte de frases escuchadas en sesiones analíticas que resuenan como ecos de una película de terror: «sabía que era verdadera angustia porque prefería morirme antes que seguir sintiéndola». Con la creatividad de un guionista de «Black Mirror», explora la diferencia entre angustia y agonía, proponiendo que «el zombie es agonía, no está en agonía» –una distinción que te hará mirar diferente a los muertos vivientes la próxima vez.

Analizando «El inmortal» de Borges, «Frankenstein» y «Ghost in the Shell», nos muestra cómo la ciencia ficción ha estado obsesionada con la posibilidad de que la conciencia habite otros cuerpos (¡la nube antes de la nube!). Concluye con una cita del «Manifiesto zombie» que suena a profecía: «cuando nos volvamos verdaderamente posthumanos, ni siquiera vamos a saberlo». ¿Ya lo somos y no nos hemos enterado?

Bucles y laberintos especulativos: la física cuántica se encuentra con Lacan

En «El misterio del ser hablante», Helena Maldonado Goti retoma la frase de Lacan sobre la ciencia ficción para explorar cómo ésta articula «cosas que van mucho más lejos de lo que la ciencia soporta de saber enunciado»—o en términos más simples, cómo la ficción puede decir verdades que la ciencia no se atreve a susurrar.

Con la habilidad de una tejedora cósmica, establece conexiones entre la física cuántica, el psicoanálisis y autores como Macedonio Fernández, quien en su «Museo de la novela de la Eterna» hace del lector un escritor y «desaparece como autor, dando lugar a la nada». Es como si estos escritores hubieran intuido los principios de la física cuántica antes que los físicos: la realidad como algo que se materializa solo cuando la observamos, la imposibilidad de separar al observador de lo observado.

Hiperstición y nuevos regímenes de verdad: cuando la ficción hackea los lazos sociales

La contribución de Helga Fernández sobre la hiperstición explora un fenómeno contemporáneo donde la ficción produce efectos reales –como si los cuentos de hadas empezaran a cumplirse, pero a la velocidad de X. Analizando casos como Slenderman (un personaje de internet que inspiró un intento de asesinato real) y el incidente de la niña Fabricia en Argentina, muestra cómo las narrativas digitales pueden reconfigurar nuestra percepción de los eventos en cuestión de minutos.

Con la precisión de una cirujana conceptual,  distingue entre la hiperstición literaria tradicional (como el Necronomicón de Lovecraft) que depende de un pacto ficcional, y la hiperstición sintética contemporánea que opera mediante algoritmos y viralización, prescindiendo del tejido social. Esta distinción le permite replantear la célebre máxima lacaniana «la verdad tiene estructura de ficción», preguntándose si hoy podríamos plantear  o no lo inverso: «¿toda ficción posee una estructura de verdad?». En la era de las deep fake news, la pregunta no podría ser más pertinente.

Este trabajo gira en torno a la noción de verdad en tanto producida, quitándonos toda atisbo de la misma en como algo ya dado, oculto o a priori.   Impresiona el nivel de cuestionamiento que alcanza y al que nos introduce.

Hacia un psicoanálisis posthumano: cuando el inconsciente se libera del humano

Fernando Barrios cierra la expedición con «De un saber límite, que consiste en lo que destituye», proponiendo que tanto el psicoanálisis como la ciencia ficción comparten una capacidad para demoler nuestras certezas sobre el mundo –son como dinamita conceptual para las murallas de nuestras creencias.

Con una sonrisa traviesa, cuestiona el humanismo implícito en quienes leen la ciencia ficción solo como «alertas respecto a la deshumanización creciente» –como si ser humano fuera el pináculo de la evolución y cualquier cambio fuera necesariamente malo. Apoyándose en Timothy Morton y su concepto de «lo real simbiótico», Barrios nos invita a pensar «una concepción ampliada de humanidad en afección con lo no-humano» –recordándonos que somos más colonias de bacterias que individuos autónomos.

Concluye con un «alegato por un psicoanálisis in/humanx» que no pretenda reestablecer normalidades sino habilitar «invenciones y soluciones particulares, para cada quien, cada vez». Es como si nos dijera: quizás el futuro del psicoanálisis no esté en curar neurosis, sino en ayudarnos a navegar nuestra progresiva transformación en algo que aún no tiene nombre.

Un viaje que apenas comienza: abróchense los cinturones

Este libro es mucho más que un análisis académico o teórico –es un portal hacia nuevas formas de pensar que te va a dejar con más preguntas que respuestas, y eso es precisamente lo que lo hace tan estimulante. Como señala el prólogo, no se pretenden ofrecer respuestas definitivas sino «abrir nuevas líneas de investigación y diálogo» sobre el psicoanálisis en un mundo cada vez más extraño.

En un momento histórico donde las fronteras entre lo natural y lo artificial, lo humano y lo no-humano, lo vivo y lo muerto parecen disolverse ante nuestros ojos, esta obra colectiva nos ofrece no solo un mapa de territorios inexplorados, sino también el valor para aventurarnos en ellos sin brújula predeterminada.

Como dirían en una buena película de ciencia ficción, de esas que todavía se veían en blanco y negro: «Este viaje cambiará para siempre tu percepción de la realidad». Y como añadiría algún psicoanalista advertido: «Y eso, querido viajero, es apenas el comienzo».

No es un libro para lectores tímidos ni para puristas de ningún campo, sino para aquellos dispuestos a embarcarse en una expedición al borde de lo conocido, donde la teoría y la imaginación se encuentran en los confines. Como dirían los antiguos cartógrafos: «Aquí hay dragones» –y eso es precisamente lo que lo hace interesante.

La próxima expedición: nuevas coordenadas para el viaje weird

Esta tripulación de exploradores no piensa colgar sus trajes de viajeros. La próxima misión despegará desde Montevideo, Uruguay, el viernes 25 de abril, donde el equipo expandirá su nave para dar cabida a otrxs dos navegantes de lo extraño: los escritores Ramiro Sanchis y Flor Canosa.

No se olviden de que las coordenadas pueden ser las mismas, pero el multiverso nunca lo es.

2 comentarios en “Una invitación a leer  «Un viaje weird a los confines del psicoanálisis». Por Atahualpa Patrono

Replica a En el Margen. Revista de Psicoanálisis. Cancelar la respuesta