Topología del silencio. Por Daniel Rubinsztejn.

Imagen de portada, Seasons. Niall Staines, @staines

Cuidado editorial: Marisa Rosso y Gerónimo Daffonchio.


La presencia silenciosa del analista, invita al analizante a tomar la palabra para que la regla fundamental se realice en acto.

“Diga todo lo que se le ocurra, en el momento que se le ocurra”, mientras con silencio se escucha.

Se: por instantes el hablante deviene escuchante y, en una maniobra de inversión, lo que dice lo toca. 

Donar así un tiempo para que se diga: “con oferta, creamos demanda”; sin oferta no hay lugar para la demanda. Sin silencio, queda anclada del lado del analista.

Un discurso que se despliega entre, que se torsiona, que se invierte, que se entremezcla, que despliega una topología animada por el movimiento pulsional y cuyo motor es el silencio, sin el cual no hay lugar para la pregunta. Topología  de sustancia lenguajera: lo cerrado (dentro), lo abierto (fuera), los intervalos (entre), la orientación (hacia, delante), la cercanía (cerca, contra), la inmersión (en), los puntos de frontera (adentro y afuera)[1]. Preposiciones que indican relaciones entre términos, entre palabras, en el espacio y en el tiempo.

El analizante, inquieto por ese silencio que lo interroga, queda frente a la pregunta ¿qué quiere, qué deseo, qué quiero, quiero lo que deseo?[2] 

El silencio presentifica -en el cuerpo del analista- la muerte: “lugar del muerto, cadaverizar” su posición. A veces esa repentina presencia deviene en una sensación inquietante, siniestra.

El término sheol, lugar al que van los muertos según la Tora, significa literalmente: la pregunta. Podemos enunciarlo así: después de la muerte, cada uno de nosotros cae en la pregunta y deja a los otros sin respuesta[3].

Para los griegos la catábasis es el descenso al inframundo. 

No es necesario descender: en las palabras habitan muertos entre parricidios e incestos.

***

Abstinencia…entonces silencio. 

El deseo del analista transmuta lo continuo en discontinuo, lo lineal en disruptivo.

Obligado a hablar por lo que se escucha, en el momento que escucha, la palabra -si es interpretación- dice la castración.

La interpretación palpita el límite de lo decible, su oleaje acerca asintóticamente al analizante a la falta en ser. Lo (a)cerca hacia el final de la transferencia, a su declinación (muerte). 

Los estados transferenciales son homólogos de los cambios de estado de las huellas mnémicas. ¡La metapsicología en acción! Dinámica libidinal, doble inscripción. No es necesario elegir alguno de los tres registros: son 3 que en algún instante estallan, se entrechocan haciendo del inconsciente una instancia diversa. dispersa, divertida.


[1]Serres, M.: “Estar fuera de ahí”, en Atlas. Cátedra, Madrid, 1995.

[2] … llevando la demanda hasta los límites del ser, hace interrogarse al sujeto sobre la falta en la que se aparece a sí mismo como deseo.” (J. Lacan, La dirección de la cura y los principios de su poder.Siglo XXI, México 1976, pág. 273)

[3] Horvilleur  Delphine, Vivre avec nos morts, petit traité de consolation, Grsset&Fasquelle, París 2021. Traducción de este párrafo: Julián Doberti, a quien va mi agradecimiento.


Daniel Rubinsztejn. Psicoanalista. Dr. en Psicología (UBA) y Profesor titular en la maestría de psicoanálisis de la Universidad Nacional de Rosario. Autor de Psicoanalisis, una práctica imperfecta (2000), Modos de abstinencia (2006), De una práctica que no sería una ciencia (2012), Variaciones del sujeto (2021), El analista sin tejado (2022).


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2 comentarios en “Topología del silencio. Por Daniel Rubinsztejn.

  1. Excelente escrito que nos mueve a reflexionar acerca del valor del silencio como creación de un espacio para el deseo, el interrogante e incluso el vacío del paciente.

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