En el margen reedita una traducción del sueño que Lacan toma en las clases XI y XII del seminario El deseo y su interpretación. Se trata de un sueño de un analizante de Ella Sharpe que a Lacan le sirve para ejemplificar el modo de intervención ante el deseo, es decir que la interpretación hace al deseo paralelamente a que su objeto se corta por las articulaciones como efecto de esta misma interpretación.Facundo Soares, edición.
En orden de importancia, primero se debe encontrar la clave central para la significación del sueño, lo cual puede lograrse tomando nota del momento en que el paciente recuerda el sueño. Había estado hablando de un perro que se masturbaba contra su pierna, e instantes antes se había referido a su propia imitación de un perro, es decir, se identificó con un perro. Luego tosió. Después recordó el sueño, un sueño largo y excitante del que se despertó acalorado y cubierto de transpiración. Se deduce que la significación de todo el sueño es parte de una fantasía de masturbación. Ello es de fundamental importancia. A continuación debe observarse el tema de la potencia: viaja alrededor del mundo; es el sueño más largo que ha tenido en su vida; necesitaría toda una sesión para relatarlo. En correlación con esto, tenemos su comentario sobre la actitud «fanfarrona» respecto de las imitaciones de su amiga, que se transmiten a todo el mundo, y a su propio aparato de radio que sintoniza todas las estaciones. Obsérvese su propia imitación del hombre cuyo acento lo había atraído, un marcado acento coloquial y, de paso, el hecho de que ese hombre «había sido carnicero». En este caso, la imitación, hecha por su amiga o por él mismo, significa imitar a una persona más fuerte o más conocida. Tenemos otra vez aquí un indicio del significado de la fantasía masturbatoria, es decir, una fantasía en la que personifica a otro individuo de inmenso poder y potencia. De todo ello surge una pregunta: ¿por qué esa fantasía de enorme poder? El sueño proporciona la respuesta. Viaja alrededor del mundo. Esto guarda relación con el recuerdo real que evocó mientras describía la extraña capucha de su sueño, pues no solo se refirió al hecho de que se trataba de una protuberancia, del pliegue de una capucha, sino que esta sobresalía como el labio de una caverna. Así obtenemos en forma directa la comparación entre la capucha y los labios de la vulva y, la gran caverna en la colina que visitaba con su madre. De ahí que la fantasía de masturbación esté asociada con la idea de enorme potencia, ya que sueña con abarcar toda la madre tierra, con ser adecuado a la enorme caverna situada debajo de los labios sobresalientes. Este es el segundo elemento en orden de importancia.
Quisiera considerar ahora las asociaciones relacionadas con los labios en el doble significado de la palabra. La mujer que constituyó un estímulo para el sueño tenía labio rojos, llenos y apasionados. En el sueño, el paciente tuvo una imagen vívida de los labios de la vulva y la capucha. El borde superior de la caverna sobresalía como un labio. Piensa en cosas longitudinales como labios de la vulva y luego en cosas transversales, lo cual me inclina a suponer que compara la boca con la vulva. Además, piensa en el primer coche en el que anduvo, en la capota y en el forro color escarlata. De inmediato se refiere a la velocidad del auto y habla de que «el pico de la velocidad» era de tantas millas por hora, y luego de «la vida del auto», y observa que habla de un auto como si fuera un ser humano. Partiendo de la imagen onírica de la vulva y la capucha, con las numerosas asociaciones relativas a «rojo por dentro», labios y capucha sobresalientes, me inclino a deducir que el recuerdo de la caverna que visitaba con su madre, cumple también una función encubridora. Sugiero que ese mismo recuerdo olvidado se proyecta en el coche con su capota forrada de color escarlata, y que el pico de velocidad posee idéntico significado como proyección onírica en los genitales: es el pico de la capucha. Deduzco que existe un recuerdo real reprimido de haber visto los genitales de alguna persona mucho mayor que él; de haberlos visto cuando era muy pequeño, lo cual se deduce del auto, la caverna y el viaje alrededor del mundo, en conjunción con la inmensa potencia requerida. Interpreto el pico, la capucha, como el clítoris. La hermana del paciente tiene ocho años más que él. Considerando las referencias hechas a la voz de su amiga, es decir, el sonido, el acento, el sonido de una voz masculina, y teniendo en cuenta que el paciente se refirió a ella en conexión con una imitación masculina, deduzco que por lo menos cuando era muy pequeño vio sus genitales, observó el clítoris y la oyó orinar. Pero, teniendo presente toda la labor analítica realizada hasta ahora, creo que, además, existe alguna situación anterior en la que tuvo una definida oportunidad de ver los genitales maternos. Me refiero a una situación como la de, por ejemplo, una criatura que yace en el piso sobre una frazada. Es la única explicación con que cuento hasta el presente para comprender la importancia particular de cierta inclinación del paciente en la iluminación de sus cuadros, esto es, que la luz proviene de abajo.
Otro indicio relativo a la mujer del sueño es su cabello oscuro. En la vida real, suele elegir mujeres de cabello rubio y dorado. En ocasiones anteriores me dijo que su madre tenía cabello oscuro y que siempre había relacionado el tipo de mujer apasionada con ese tipo de cabello. Otro elemento importante es la prueba relativa a su masturbación infantil. Tenemos la evocación del sueño en el cual alguien le indica que se abotone, y el hecho de que ese sueño aparece junto con el recuerdo de haber estado sujeto a la cama. El paciente afirma que la finalidad era impedir que se cayera. En ese sentido, establezco una correlación con material obtenido en otras sesiones, en las cuales me dijo que lo ataban a la cama porque era «muy inquieto»; en otras oportunidades, comentó que nada enfurece tanto a un niño como sentirse limitado en sus movimientos o limitado en cualquier sentido, pero que no entendía por qué experimentaba tal convicción ya, que no recordaba ninguna experiencia personal de ese tipo. Tales referencias a las «correas» y a «estar sujeto a la cama», justifican la deducción de que en su temprana infancia sufrió alguna limitación de sus movimientos en relación con actividades masturbatorias, y que la fantasía correspondiente a dichas actividades tempranas son de la misma naturaleza que su sueño actual.
Ahora podemos considerar otros detalles. Tenemos dos referencias a la compulsión. La primera aparece en relación con la «tosecilla» que, a pesar de su esfuerzo, se produce involuntariamente, hecho muy desagradable para él. La otra se relaciona con la compulsión durante su infancia a cortar trozos de cuero y las sandalias de su hermana. De mala gana admite que se trata de una actitud compulsiva. El elemento que resulta importante señalar respecto de esta agresividad compulsiva es la secuencia en que aparece, es decir, correas, correas de un cochecito, la negativa a aceptar que hubo un cochecito, luego la idea de que debió haber existido alguno, después el pensamiento de que existieron otros niños anteriores a él y, por fin, su olvido relativo a las cartas de admisión de miembros nuevos en el club. Tal secuencia nos autoriza a interpretar que su dificultad para recordar que hubo un cochecito y que, como él dice, «hubo otros niños», se debe a su deseo de que la madre no tuviera más hijos después de él y, además, que su temprana agresión manifestada a través del acto de «cortar» constituye una definida agresión hacia los rivales posibles y odiados. Hoy día, ello se manifiesta en su negligencia respecto a las cartas para admitir miembros nuevos. La fantasía infantil consistía en cortarlos en pedazos. Tovadía es posible hacer otras deducciones. En cuanto mencionó que había olvidado enviar esas cartas, me dijo: «Hemos dejado sin hacer aquellas cosas que deberíamos haber hecho», y se acordó de un suceso reciente e insólito: había olvidado abrocharse los botones de la bragueta. El deseo inconsciente de exhibir su pene está implícito en su «olvido», pero, ubicado en la secuencia de sus referencias a la agresividad a través del corte del cuero, y luego a la demora con las cartas, el pene está inconscientemente asociado con fantasías de agresión. Las sesiones anteriores me autorizan a vincular las fantasías agresivas relacionadas con el pene no solo a la masturbación, sino también al hecho de orinarse en la cama, pues la inquietud que llevó a que lo sujetaran a la cama también se mencionó en otras sesiones en relación con el hecho de orinarse en la cama. Como se observara, el recuerdo relativo a los botones de la bragueta lo llevó al sueño en que una figura paterna lo instaba a abotonarse el saco. Ello nos conduce a una nueva inferencia. Al hablar de la tos, su primer pensamiento fue el de poner sobre aviso a una pareja de amantes. Recordó que lo hacíaa para anunciar su llegada cuando su hermano y la novia se encontraban juntos. Las consecuencias de tal aviso son evidentes: los amantes tenían que separarse. Para usar sus propias palabras: «Entonces no se sentirán incómodos por mi intrusión». También aquí se justifica mi conjetura relativa a este extremo cuidado de no resultar molesto. No hace mucho asistió a una función en la que el rey, y la reina se encontraban presentes. Regresó a la ciudad en su coche. Todo ello le produjo ansiedad y, durante cierto tiempo, no se pudo aclarar cuál era la fantasía específica subyacente a esa situación. Resultó ser esta: «Supongamos que justo en el momento en que llegaban el rey y la reina, él le cerraba el paso con su auto y, no podía hacerlo arrancar, y, por ende, impedía el avance de la pareja real, una situación muy molesta». De modo que, en la discreta tos que precede a su entrada a la habitación, tenemos un equivalente pálido y atenuado de una situación infantil en la que impide el avance de una pareja real, no por discreción ni por inmovilidad, sino por un súbito movimiento intestinal o por el llanto, lo cual como puede inferirse, resultaba muy efectivo.
Con respecto a un detalle especifico del sueño, a saber, la parte sobresaliente con la que maniobra la mujer para obtener su pene, se justifica llegar a una interpretación como ésta: a la luz de las fantasías agresivas puestas en evidencia, los genitales de la mujer serán agresivos con respecto a él. Y los lugares de peligro real: 1) la parte sobresaliente que equivale al pene, 2) la vagina. No está dispuesto a confiar su pene a la vagina e introduce un dedo. Además, identifica la boca con la vagina a través de la asociación de «labios sobresalientes» y en su referencia a los orificios longitudinales y transversales; por ende, tenemos aquí una fantasía de la vagina semejante a una boca con dientes. Llevar la interpretación a un más allá sería entrar en el terreno de la conjetura. Las interpretaciones proporcionadas surgen directamente del material de la sesión, ya sea por asociación directa o en relación con la secuencia de pensamientos o con la conexión entre esta sesión y las anteriores.
Consideremos ahora el intento de obtener la plena significación de todo lo dicho. No ofrecí mis interpretaciones al paciente en la misma forma en que lo he hecho aquí. Tuve que seleccionar lo que consideraba más importante para ayudarlo a llevar a la conciencia el material reprimido. Tal selección estuvo determinada por la necesidad del paciente, a saber, su temor de los movimientos corporales agresivos. Elegí la tos en primer término, y ello porque constituía la única manifestación transferencial directa de naturaleza compulsiva hecha durante la sesión y que podía servir de alguna manera como vínculo de unión con los actos infantiles compulsivos de agresión, reprimidos luego. Mencioné el hecho de que había usado dos veces el diminutivo para referirse a su tos y le dije que, al hacerlo, subestimaba una fantasía relacionada con la tos. Abordé luego el sueño de manera especifica y señalé que, en conjunto, indicaba inmenso poder y gran potencia.