Notación posicional. Por Facundo Soares.

«La notación posicional es un sistema de numeración en el que cada dígito posee un valor que depende de su posición relativa, la cual está determinada por la base que es el número de dígitos necesarios para escribir cualquier número. El mismo dígito 1 toma diferente valor en los números 1, 10 y 100».

Aristóteles en La Retórica recomienda que para inferir cómo será recibido lo que alguien dice hay que calcular el lugar desde el que habla. Lo que Aristóteles no calculó es que no todo es previsible. Yo o cualquiera podemos creer que hablamos desde tal o cual sitio y, sin embargo, una vez que abrimos la boca, el que recibe nuestro mensaje nos anoticia dónde estamos. El que habla, entonces, se arriesga a decir lo que no sabe que dice y también a no saber desde dónde lo dice. Porque hablar nunca es gratis.

Asistimos a un momento de la política del psicoanálisis en que algunas instituciones están poseídas más que nunca por el afán de expansión. Sabiendo –quiero decir, habiendo pasado por la experiencia-– que al psicoanálisis se resiste por estructura, a quién se le puede ocurrir que más es más y que el poder institucional propiciaría la transmisión del discurso que nos compete.

En cuanto a los funcionarios del establishment, necesitan «pescar» muchos adeptos o al menos afiliados, lo que «no cuesta nada»: «Consigamos interesados o curiosos, les vendemos un cursito en pack de oferta y los hacemos psicoanalistas«. Por estos días de cuarentena deben andar de para bienes gracias a la prosperidad que augura la máquina colonizadora llamada Zoom.

La propagación y el poder no multiplican la transmisión de la subversión que el psicoanálisis trae consigo, por el contrario, la «gran escala» tergiversa y desfigura. No porque el psicoanálisis sea elitista, porque el psicoanálisis no es una teoría. Gente, por favor, dimensionemos esto. El psicoanálisis se estudia, pero se estudia leyendo con y desde la experiencia misma. O mejor decir, para devenir analista hay que practicar el psicoanálisis en todos los lugares donde se practica: en el lugar del analista, en el lugar del analizante, el lugar de la posición analizante del analista, en el lugar del analista de control y en el lugar del analizante de control. Además, todos estos lugares pese a que sus funciones deben estar delimitadas, tienen que articularse: a veces se arriba al concepto en el trabajo de análisis como analizantes, o se lee en un texto de Lacan lo que en el diván no estaba pudiendo ser articulado, o en el análisis de control reconocemos un punto negro con el que jamás habíamos soñado.

Parafraseando al más lacaneano de todos los teólogos: «el psicoanálisis es inversamente proporcional a las cifras, y cuando todos se han hecho psicoanalistas, el psicoanálisis ha muerto.

El psicoanálisis es con otros, pero supone una rectificación subjetiva y una posición que siempre es singular, no grupal y menos multitudinaria. Lo mucho no es mejor ni lo poco necesariamente bueno.

Ergo: El que busca adeptos es mercader o alguien con la ingenuidad suficiente como para pensar que cuando se quiere coser hay que hacer un nudo en el hilo(1).

¡Que nunca te vendan lo que no conviene comprar!

 


(1)- Otra vez, parafraseando a Soren Kierkegaard.

 

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