Los caminos de lo siniestro en Enrique Pichon-Riviére. Por Gabriela Odena.

Foto de Manuel Losada.

En este texto, Gabriela Odena orfebra la letra hasta producir un lazo de equilibrio entre la metonimia que lleva a una conclusión y la metáfora que, en un golpe de condensación, nos sumerge en otro sentido.

La autora trabaja lo siniestro como aquello que se encuentra en un cruce de caminos, donde diversas prácticas y discursos se reúnen en concierto y desconcierto. Si existen las palabras valija, “lo siniestro” podría tener el estatuto de concepto valija. En consecuencia, Odena, lo lee como un andarivel que llevó al propio Pichón-Rivière hacia la psicología social.

Por último: al final de este recorrido se tiene la certeza de que lo siniestro es del orden del acontecimiento. Después de, nada es igual.

Helga Fernández

 


Lo siniestro: un punto de encuentro  

 Recorreremos la posibilidad de establecer un recorrido del concepto de lo siniestro en el pensamiento de Pichon-Riviére, tal como aparece en su obra  “Psicoanálisis del Conde de Lautréaumont” y en las conversaciones que mantiene con Vicente Zito Lema sobre el arte y la locura. Esta ruta es con “Aventuras de Freud en el país de los Argentinos”, de Hugo Vezzetti.

  Se abordará a lo siniestro como un cruce de caminos, un punto de intersección de diversos enfoques, en cuyo fondo avizoramos como núcleo fundamental el sentimiento de lo siniestro atravesando la propia vida de Pichón, sobre todo a partir de su encuentro con “Los cantos de Maldoror”.

  Veremos entonces, también como móvil, un continuo intento de superación de lo “Unheilmich”, y siempre asomándose como contracara lo maravilloso.

Situaré tres direcciones fundamentales:

1. Psicoanálisis / Poesía

2. Psicopatología

3. Psicología social

  Antes de pasar a detallar estos tres puntos de intersección, haremos una breve aproximación al concepto de lo siniestro al que Pichón caracteriza como un sentimiento muy complejo y lleno de matices.

  Pichón se remite específicamente a las aportaciones que Freud hace a la psicología del arte a través de su conceptualización de lo siniestro.

  Freud habla de “Das Unheilmliche”, un concepto de difícil traducción al castellano. La voz elegida “lo siniestro”, no cubre todos los matices que encierra el término original. Podría también decirse truculento, horroroso, espantoso, cruel, espeluznante, etc.

  Diré también que lo siniestro es el asomo del espanto entre las cosas que debieran resultar repetidamente conocidas y familiares. Un pasado que debería haber permanecido oculto, secreto, se viste de pequeñas señales que son captadas entre el extrañamiento y el terror. Es el instante en que nuestros sueños revelaron la historia que permanecía oculta tras su relato.  Es la mirada del otro, que se corre de la ilusión de nuestra imagen, la que conocemos, la que creamos. Es el encuentro con la desfiguración. La sensación de angustia es el soslayo de miradas desnudas, que ahora inciertas e irreconocibles, nos muestran la otra historia que tiene las palabras de un sentido desconocido y primitivo.

  Luego, pueden señalarse diversas fuentes de lo siniestro en Freud, donde podrían verse los múltiples matices que corresponden a la lengua alemana.

• Lo siniestro se da cada vez que se desvanecen los límites entre lo fantástico y lo real. Es en este sentido que las prácticas de magia pueden adquirir el carácter de lo siniestro. Este mismo mecanismo de exageración de la realidad subjetiva frente a la realidad material la vemos en los niños y en los neuróticos, junto a la omnipotencia de las ideas condicionando un pensamiento prelógico, mágicoanimista.

• Para muchos neuróticos los genitales femeninos despiertan el sentimiento de lo siniestro provocado con fantasías de regresión al claustro materno, pero sobre todo adquieren ese carácter por “estar castrados”, recordando la posibilidad de sufrir el mismo daño.

• El tema del doble sería otra fuente de lo siniestro. La aparición de personas que por tener figuras iguales deben ser consideradas idénticas, y la transmisión de los procesos psíquicos de una persona a su doble: desdoblamiento del yo, partición del yo, restitución del yo. El carácter siniestro residiría  en que el doble es una formación que pertenece a épocas psíquicas primitivas, a tiempos pasados en que este tenía un carácter más amable.

• El factor de repetición de lo semejante provoca también este sentimiento de lo siniestro en su carácter de repetición involuntaria en tanto que lo que podría ser casual se transforma en algo ineludible. Es el automatismo de repetición propio de los mecanismos inconscientes.

• Lo siniestro aparece también relacionado con presentimientos, supersticiones. Estos se fundan en una antigua concepción del mundo. El animismo que se caracteriza por una sobrestimación de los propios procesos psíquicos, la omnipotencia de las ideas. Lo siniestro aparece como una vuelta a esta fase que nunca es totalmente superada.

• Lo relacionado con la muerte, cadáveres, espíritus, espectros, puede adquirir también el carácter de lo siniestro. Se trata de la aparición de fuerzas insospechadas, secretas que también se pueden atribuir a la epilepsia y a la locura que se presiente en la propia personalidad.

• Los miembros separados, una cabeza cortada, miembros que danzan solos aparecen como algo siniestro en su relación con el complejo de castración.

• La oscuridad, la soledad y el silencio derivan su carácter siniestro en relación a la angustia del niño pequeño que jamás desaparece del todo.

   Freud hace una distinción entre lo siniestro que se manifiesta en la vida real, y lo siniestro  que es imaginado o conocido por la ficción.

  La manifestación de lo siniestro en la realidad deriva fundamentalmente de complejos infantiles reprimidos y que son reanimados por una impresión exterior o por convicciones primitivas aparentemente superadas que vuelven a imponerse.  Ambas fuentes se encuentran relacionadas ya que las convicciones animistas provienen de complejos infantiles.

  En la ficción,  lo siniestro sigue otros caminos fundamentalmente porque su contenido no se halla sujeto a las pruebas de realidad. La ficción posee mayores medios para provocar este efecto de lo siniestro. Hechos que aparecen como siniestros en la vida real no aparecerían como tales en la ficción. Esta, al abandonar el terreno de la realidad crea un mundo en el que las convicciones animistas, realizaciones de deseos, fuerzas ocultas, animación de lo inanimado, etc., no aparecen con este carácter de lo siniestro en tanto no existe la duda de que sea posible en la realidad. El carácter siniestro de demonios, ánimas de difuntos, etc. desaparece ante el convencionalismo que rige esta realidad poética. 

  Sería distinto si el poeta intentara insertar el mundo de ficción en la realidad común. Es en este lugar que dispondría de vastos recursos para despertar el sentimiento de lo siniestro, haciéndonos caer víctimas de nuestra superstición que creíamos superada. Nos dejamos arrastrar por el poeta en esta “mistificación” y al advertirlo el efecto ya ha sido logrado. La técnica del suspenso mejora este efecto al dejarnos por fuera de las condiciones y explicaciones que rigen este mundo por él creado. Se produce una identificación inconsciente entre el personaje y el lector. La posibilidad de evitar este sentimiento de lo siniestro en la ficción reside en no identificarse con el personaje, como así también en conocer algunas condiciones previas creándose situaciones de comicidad en donde podría aparecer lo espantoso.

A partir de aquí, intentaremos acercarnos a lo siniestro a través de las tres direcciones señaladas anteriormente, y utilizando al mismo tiempo este concepto como posible punto de intersección entre las diversas disciplinas, como clave condensada de la apertura que caracterizó el pensamiento de E. Pichón-Riviére.

 1. Psicoanálisis/Poesía

   El psicoanálisis será la llave mediante la cual Pichón se acercará a las claves oscuras de lo siniestro encubiertas en “Los Cantos de Maldoror”. Un encuentro, un descenso o ascenso junto a Freud hacia lo inconsciente, a través de la poesía.

  El carácter siniestro del contenido de los cantos se debe a que el Conde de Lautréamont ha volcado allí todas sus fantasías inconscientes. El inconsciente se ha volcado en la creación revelando fuerzas oscuras y secretas. En ese sentido, puede también decirse que el psicoanálisis, en su función de revelar las fuerzas secretas que escapan a nuestra conciencia adquiere connotaciones de lo siniestro. Es este el lugar más cercano de Pichón con la poesía, donde la superación de lo siniestro se encuentra en la creación, en este lenguaje de los Cantos que subvierte no sólo el conformismo de la vida diaria transitando los caminos más desiertos, sino también las convenciones del lenguaje literario mismo. En este punto, la poesía surrealista, se convierte también en una vía de acceso de Pichón al psicoanálisis, entre un intento de superación de la psiquiatría clásica y la creación de una nueva psicopatología. Lo siniestro que aparece en los cantos como expresión de lo inconsciente bordea el límite de la poesía, y el surgimiento de lo maravilloso como su cara oculta,  para transformarse en una organización patológica, expresión de una tristeza única, dirá Pichón, base de todas las enfermedades mentales.

2. Psicopatología

  Abordaremos aquí, a un Pichón que rompe con el surrealismo y se interna por los caminos de la ciencia diciendo que “Los cantos de Maldoror” son la obra de un melancólico que trata de superar su situación psíquica revelándose contra el destino (padre)”. Allí donde el surrealismo veía el acto poético en sí mismo como la posibilidad de un conocimiento del hombre más allá de lógicas preestablecidas e intentos de explicación, Pichón introduce una serie de traducciones de las fantasías desplegadas en los cantos al simbolismo kleiniano, imprimiéndoles patrones de sujeción determinados. En esta línea, las referencias dominantes provienen de los trabajos de  Klein y Abraham sobre las psicosis, en particular la serie manía-melancolía.

  Esta dimensión psicopatológica se abre paso allí donde el psicoanálisis se transforma en un lenguaje explicativo de la creación poética. 

  Transcribo un pasaje de los cantos y la explicación causal que Pichón le atribuye en términos de relaciones primarias de objetos y las operaciones del kleinismo: “Pues bien, yo (Maldoror), esta vez me presento para defender al hombre, yo, el escarnecedor de todas las virtudes, yo el que no ha podido olvidar al creador, desde el día glorioso en que, derribando de su zócalo los anales del cielo, donde, por medio de no sé qué infames embrollos, estaban consignados su poderío y eternidad, le apliqué mis cuatrocientas ventosas debajo de la axila hasta hacerle lanzar gritos terribles. Ellos se transformaron en víboras al salir de su boca, y fueron a ocultarse entre las malezas, en los muros ruinosos, al acecho de día, al acecho de noche.”

  Pichón dirá que se produce una identificación hostil con el superyó que tiende a su destrucción con el fin de adquirir omnipotencia. Se atenúa así el sentimiento de culpabilidad. Señala, en relación con este párrafo, que el ello lleva su sello de sadismo oral, de vampirismo en un ataque homosexual. Los gritos se metamorfosean en serpientes, símbolos fálicos. Cuanto mayor es la agresión desplegada contra el padre por un mecanismo de proyección, éste adquiere un proporcional poder agresivo. El vencimiento de la situación depresiva adquiere el carácter de un mecanismo maníaco externalizado en forma de situación paranoide. Mediante esta solución maníaca de su situación melancólica, Lautréamont intenta, mediante la creación poética liberarse de sus experiencias traumáticas. 

  En esta aproximación psicopatológica al siniestro Conde de Lautréamont, el acto creador aparece como una formación secundaria a una pérdida originaria, primitiva, en donde predomina la pulsión de muerte y la libido destructiva. El acercamiento de Pichón a la psicopatología se produce a través de la psicosis, fundamentalmente de la melancolía y se va fundando su proyecto nosológico de “enfermedad única”.

  Dirá Pichón: “Mi búsqueda ha sido saber del hombre.  Y dentro de ello, más limitadamente, saber de la tristeza. Intuyo que ahí está el fondo de todas las conductas especiales. Además la ciencia y el arte no son opuestos. Son dos caminos, que transitados sin miedo, con la debida profundidad nos internan en el mismo misterio”.

3. Psicología Social

  Podemos ver como el psicoanálisis del Conde de Lautréamont se transforma también en el paradigma de su tránsito a la psicología social.

  Aquí, ubicaremos fundamentalmente la fascinación que la vida del Conde ejercía sobre Pichón, y el peligro siempre latente de quedar atrapado en este mito que se tejía alrededor del Conde, y que lo lleva  a una investigación casi policial de las condiciones que enmarcaron su vida.

  La investigación histórica que Pichón realiza sobre las condiciones que rodearon la vida del Conde, lo llevan por un lado a un intento de superación de lo siniestro, y por otro, a considerar la importancia del interjuego entre el individuo y la sociedad. 

  Pichón se identifica con el Conde de Lautréamont a partir de su propia historia. Su familia, como la de Lautréamont era francesa. Vivían en un mundo desconocido. Ambos eran extranjeros y experimentaron un choque de culturas. La infancia de Pichón estuvo marcada también por los fantasmas del misterio y la tristeza, y una temprana relación con la muerte. Creció bajó la influencia de la cultura guaraní, en la que prevalecía una concepción mágica del mundo regida por la culpa. Su vocación por las ciencias puede resumirse en este intento de explorar este orden subyacente a través de la relación dialéctica entre el hombre y su medio, esclareciendo en relaciones causales lo que se atribuía al destino.

  Pichón rastrea el carácter siniestro que envuelve Los Cantos de Maldoror, en la condición de doble sitiado que sufre el Conde, primero en su infancia con el sitio de Montevideo donde había nacido en 1846, y luego en 1870, durante el sitio de París por los ejércitos prusianos, lugar de su muerte. Al parecer, Isidore Ducasse no habría podido soportar la repetición de las circunstancias trágicas ocurridas en su infancia. El abandono que sufre de niño es un hecho fundamental. La muerte temprana de su madre y la ausencia del padre que permanecía generalmente fuera del hogar, configuran un clima frustrante y desolador. El sitio de Paris, le hace revivir esta situación trágica de su infancia como un destino ineludible, apareciendo quizás lo siniestro por última vez en su vida.

  Alrededor de la vida del Conde se teje una leyenda negra, una historia de muerte y locura que gira en torno al suicidio. Pichón, a partir de su búsqueda poco exitosa de rastros sobre la vida del Conde, conjetura el suicidio de la madre y del propio Isidore Ducasse. 

  Este mito que rodea al Conde, y el destino trágico de muchos de los que se cruzaron con su obra,  puede pensarse también como el resultado de un complejo reprimido por una época. Los cantos, serán la expresión, necesariamente deformada, del inconsciente de una época.  Pichón intentará, en esta doble investigación de la vida y la obra del Conde, iluminar el misterio y superar lo siniestro escuchando las voces que en los cantos se levantan contra el olvido. El origen expropiado reaparece en este vuelo fantasmatico de los Cantos, transformado en espanto. Al mismo tiempo, la poesía nos conduce al límite en que el horror, en su desnudez, nos lleva a una planicie en que lo maravilloso puede surgir una y otra vez, como la contracara siempre latente de lo siniestro.

  Este punto de intersección, señala el comienzo de la ruptura de Pichón con el psicoanálisis ortodoxo, extendiendo este mundo interno de relaciones de objeto a la formulación de la noción de vínculo entendido como protoaprendizaje, como el vehículo de las primeras experiencias sociales,  que lo conducirán a la definición de la psicología como psicología social. 

Este intento de considerar lo siniestro como la carretera principal de un camino lleno de bifurcaciones, se ha perdido en un laberinto que reclama ser recorrido sin rutas prefijadas, en la búsqueda de una confluencia que nos aproxime aún más a ese secreto del alma humana revelado en Los Cantos de Maldoror, y que Pichón-Riviére toma como una clave de acceso al saber del hombre.


Gabriela Odena: Practica el psicoanálisis. Actualmente editora de la Revista En el margen. Fue miembro de la EFA.

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