Imagen: El Limbo de Gisela Banzer. https://instagram.com/giselabanzer?utm_medium=copy_link
«Volvemos a plantear, al relanzar está sección, que son necesarias articulaciones y representaciones que den cuenta de lo que pasa y nos pasa. Se patentiza la necesidad de discurso, de ficción, de metáforas, que nos ayuden a habitar un mundo que se sigue pareciendo mucho a un ultimátum, un mundo en donde el lazo social no quede arrasado; invitando a que cada unx pueda anotar, desde su experiencia, esa inmixión de la pulsión de vida y la pulsión de muerte, que agujerea el sentido dado. La desmezcla pulsional que transita desde la muerte al odio». Corresponsales de Urgencia- delegación Editorial y es Gisela Avolio quién recoge el guante.
Del lado de la vida
En el “campo” del psicoanálisis –si es que a éste pudiésemos atribuirle esa cualidad de conformar uno, porque se requeriría para ello de una constante unificante– es posible que perduren en el tiempo algunas preguntas y argumentaciones.
Una de éstas es, ¿Por qué la guerra? (1) Pregunta que además encabezó una carta abierta con la que Freud respondiera a otra pregunta que Albert Einstein le dirigió: ¿existe algún medio que permita al hombre librarse de la amenaza de la guerra?”
El porqué de la guerra, a 89 años de haber sido formulada sigue siendo una pregunta simple y contundente, al estilo del profesor Freud, y cuya vigencia nos alarma a muchos en estas horas, aunque no podría asegurar que a la mayoría, desde luego.
Este artículo junto con otros que conforman la doctrina freudiana por mencionar Tótem y Tabú, El malestar en la cultura, Psicología de las masas y análisis del yo, las Lecciones introductorias, Consideraciones sobre la guerra y la muerte, etc… contienen las investigaciones que cercan y anticipan la cuestión de la pulsión de muerte. Algunos de esos desarrollos sobre la indefensión humana, la crueldad, el narcisismo de las pequeñas diferencias, la tiranía, la omnipotencia, la agresividad, la pretensión de dominio, adquieren una dimensión diferente cuando deviene la Primera Guerra mundial. Lo que insiste en todos ellos es el tropiezo inexorable con la fuerza tanática que se complace en la destrucción de su propio lugar (2), una fuerza de carácter demoníaco que aspira siempre a un malestar que aún el sujeto mismo puede preferir.
La vida no es un cuento de hadas como queremos creer, advierte Freud, porque finalmente no hay exterminio del mal. Y aquellos titanes, Eros y Thánatos, materializados en la pulsión libran la perpetua batalla por el programa de la cultura.
De este modo encontramos dispersos en sus escritos comentarios breves y precisos, algunos irónicos sobre el Estado, pero nunca con la pretensión de una teoría que lo abarcaría.
Es sabido también la limitación que el psicoanálisis como discurso conlleva en tanto no es una cosmovisión. Es más bien un discurso imposible (junto a gobernar y educar), que procura acoger esa imposibilidad y un hacer con ello. Una maravillosa respuesta de Freud a Whilheim Reich y su pretensión de prevenir la neurosis es muestra patente de cómo Herr profesor acuñaba en el corazón del discurso lo imposible: “no es nuestro propósito ni el fin de nuestra existencia {referencia al psicoanálisis}, salvar el mundo” (3)
No obstante y a pesar del apolitismo que algunos prefirieron suponerle cuando a la pregunta de Max Eastman, “¿qué es ud políticamente?”, respondió, “Políticamente, no soy nada”, Freud destiló una posición ética y humana ante los hechos de la cultura.
Joan Rivière relata en la biografía que Jones realizó, que en ocasión de las críticas que se le hacían por no definirse de un color político frente al ascenso del fascismo, no ser ni blanco, ni negro, ni rojo, Freud contestó diciendo que políticamente se debia ser de un solo color: el color carne. (4)
¿Es que acaso la neutralidad del analista equivaldría a la insensibilidad? No, definitivamente. Y considero que ésta es la orientación freudiana!, en tanto que si en algo recae la abstinencia del analista -que está limitada al dispositivo- será en no suponer saber cuál es el Bien del sujeto sino en una ética del deseo, como enseñó Lacan; mientras que nada impide que su sensibilidad lo haga reconocerse en el color carne, y así se oponga a aquello que implica un atentado al valor de la vida. Un valor que nunca es mayor para unos que para otros.
En este sentido considero que es posible una posición que no deja de ser política, pero sin vestirse con la identificación a una bandera, sino con la defensa (concepto caro a Freud) de la vida; en el campo del psicoanálisis, cada vez tomar partido es estar del lado de la vida.
Bibliografía
- https://es.unesco.org/courier/marzo-1993/que-guerra-sigmund-freud-escribe-albert-einstein
- S. Freud, «Consideraciones de actualidad sobre la guerra y la muerte». 1915. Ed. Hyspamerica. Pag. 3160.
- Wilhelm Reich, «Reich habla de Freud», Ed Anagrana. Pag 60
- E. Jones en «Vida y obra de Freud», texto de Joan Rivière. Tomo 2, pag 424.
Gisela Avolio, actualmente trabaja como analista, es miembro fundadora de la Escuela Freudiana de Mar del Plata, y miembro de Fondation Européenne pour la Psychanalyse. Fue Residente de Psicología en el Htal. Subzonal especializado Neuropsiquiátrico Dr. Taraborelli (Necochea, Bs. As.). Dicta clases en las actividades de la Efmdp, y allí coordina el dispositivo Práctica psicoanalítica con Niños y Adolescentes, desde 2010; actualmente es docente y supervisora de la Residencia de Psicología Clínica de los Hospitales Provinciales de Necochea y Mar del Plata. Y dicta clase anualmente en Centre IPSI de Barcelona. Desempeña la práctica del psicoanálisis en el ámbito privado.
Cuidado editorial: Patricia Martinez y Mariana Castielli.
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Un comentario en “CORRESPONSALES DE URGENCIA- EL LADO DE LA VIDA. POR GISELA AVOLIO”