Imagen: Momentos de Xul Solar.
Dice la autora: Este artículo surge producto del pensar con otros, con quienes estoy de acuerdo y no, sobre el ejercicio del psicoanálisis. Es producto de horas de pasiva escucha en loop de aforismos vacíos, de lecturas erráticas a Jacques Lacan en una lengua que no es la suya y de largas conversaciones con quienes encuentran en el psicoanálisis la puerta caliente del infierno propio. Por tanto, no tiene más valor que testimonial.
Se trata de ubicar la diferencia entre formación y enseñanza, de poner de sí cada uno, única posibilidad de no repetir un psicoanálisis estandarizado y pasteurizado.
En el margen invita entonces a tomarse ese trabajo.
Cuidado Editorial: Patricia Martínez
“Desde el origen, la polémica y la disputa, como dos madrinas siniestras, instaladas junto a la cuna del psicoanálisis, siguen a cada uno de sus progresos”(2)
“Debo dejar claro qué es y qué no es esta enseñanza. Es universitaria, sistemática y gradual. La imparten responsables calificados, se sanciona con Certificados y Diplomas”(3)
Detengámonos un momento en esta diáfana declaración de principios. Leamos de nuevo, esta vez acercando el monóculo. Parecería un tropiezo de mala traducción, una confesión, una fórmula sin secretos, un señuelo. Acaso este exceso de claridad, nos obligue a buscar referencias en el estilo lacaniano. Sin embargo, no se trata acá de poética sino de retórica y esto es ante todo una declaración política. Lacan ha muerto, la palabra es de otro, y los intentos fanáticos por lograr una garantía institucional, transforman el tomar la palabra(4) en s´autoriser de soi pour dire n ´ímporte quoi(5). Advertimos: no es al mismo infierno al que se cae en uno y otro caso, como veremos más adelante.
Si durante gran parte del siglo pasado, la Internacional Psicoanalítica operó como regulador del standard de tratamientos y de formación de los analistas, este tiempo se encuentra signado por el psicoanálisis corporativo, democratizante, diplomado y en constante expansión numérica. Sin mucho esfuerzo se encuentran similitudes entre ambas asociaciones, aún luego de la notable empresa que significó para el psicoanálisis desligarse de las prácticas del “psi”, tan cercanas a la normativización, a la repetición estéril, y a la pertenencia a un linaje privilegiado que oficiara nuevamente de garantía del ejercicio. Tal vez una pista se encuentre en los efectos políticos de su estatuto. Oportunamente se han señalado las diferencias entre consistir en escuela o asociación(6).
Por fortuna, independientemente de filiaciones y simpatías, rivalidades y pertenencias, este nuevo orden en psicoanálisis, invoca con su propuesta la pregunta-murciélago(7) : ¿qué es un analista? Alejándonos de los universales, será en la singularidad de cada análisis donde cada quien podrá vérselas con la pregunta.
A su vez en el Río de la Plata y de la mano de su fértil divulgación(8), el volverse psicoanalista (y sus sucedáneos) tomó varios y bien distintos caminos. Sin un criterio revisionista ni exhaustivo, recordemos la diversificación progresiva del avance de la peste en la región. Pasando por el entrenamiento bajo análisis didáctico legado de la IPA, a las generaciones enteras de psicoanalistas que intentaron sostenerse en el prominente manual de teoría de la técnica (9) , a las influencias profilácticas de la “gran cartógrafa del Imaginario”(10), el quiebre generado por Grupo Plataforma, entre otros. Así también, la rápida polarización de las distintas lecturas de Lacan hace patente efectos de transmisión muy disímiles. Será éste el eje de la presente discusión.
Salen trenes a Cracovia
En un feliz descuido allá por los años noventa, se había establecido que “la experiencia en nuestro campo responde a la lógica del notodo. Significa que sólo hay este analizante, y aquél, y aquel otro, es decir, una serie que no hace suma”(11) . Esto permite pensar la especificidad del análisis como solamente transmisible a partir de la experiencia singular. Agregamos, además de singular, cualquiera (12) . Y por cualquiera precisamente, es que no puede sostenerse en jerarquías o nominaciones cualesquiera que intenten graduar el ejercicio (AME, AE, presidente, director, etcétera). Sin embargo, ¿qué lugar tiene este principio fundamental en esta línea de psicoanálisis? ¿Mentir con una verdad legitima su movimiento? ¿O será que dice una verdad de otro?
Formación de Analistas y enseñanzas en psicoanálisis refieren a dos formas radicalmente distintas e incompatibles. Pero esta conclusión, tiene por lo menos sesenta años. 1955(13) fue el año en que la indicación de alejarse del camino de la comprensión separó las aguas entre el aprendizaje de una teoría, el perfeccionamiento de una técnica y un ejercicio, un lugar, un borde. Y desde allí, contra la formación: el psicoanálisis. Con la formación, sus derivados: psicoterapias, intervenciones, experticias(14), titulaciones, calificaciones, certificados y todas aquellas formas del Saber y sus postulados. Se nos ocurre que poco dice un diploma del oficio del analista y sus modos de hacer con el espanto, lo ominoso, o lo abyecto, que puede ser también el amor. Poder decir algo de esto implica recortar: ¿qué privilegiar, de un caso, para transmitir? La elección de las palabras no es ingenua. Estas al decirse invocan la ausencia que llenará de sentido quien la escuche, y las nominaciones no garantizan aquello a lo que refieren. No hay salida posible. Señalarlo entonces como un artificio al servicio de la transmisión del estilo, permite que no nos perdamos en la polvorienta discusión legal del secreto profesional y afines. Por último, una precisión tantas veces olvidada en concurridos e internacionales congresos de psicoanálisis: hablar de un caso no necesariamente testimonia sobre el ejercicio.
Pensar la transmisión en psicoanálisis, exige preguntarse por la relación de sí con el deseo y el saber, es pensar cómo las políticas de escuela y las formas de asociarse determinan las curas, es recordar que las disputas sobre quienes se ubican más a la letra de Lacan son anteriores a su fallecimiento y velan por su insidiosa segunda muerte, es escuchar la repetición de sus frases célebres hasta el hartazgo, acaso para no hacerlo hablar. Pero también y sustancialmente, es pensar qué sostiene un grupo que intercambia saberes sobre una experiencia por definición inasible, evanescente, no articulable. Se trata entonces de efectos de transmisión, de testimonios(15) en tanto experiencias del ejercicio desde un lugar inequívoco, y hay enseñanzas, sancionadas por los límites que el propio lenguaje impone.
si digo agua, ¿beberé?(16) .
La mención al establecimiento del Seminario se hace tan difícil de eludir como un choque de frente, y los efectos de su trabajo de redacción traen consigo efectos similares. Escandalosa y grosera operación de interés, invitamos al lector servirse de la abundante documentación, tomando de las versiones del caso la que mejor se ajuste con su propia relación al psicoanálisis.
Y como muestra bien vale un botón “considero que restituyo el sentido cuando los meandros de la expresión oral lo obliteran: pero en nombre de ese sentido tengo que decidir qué pasará al escrito”(17) . Curiosa observación para quien ejerciendo el psicoanálisis encuentra legitimidad en la apropiación de la palabra ajena.
Si algún digno lugar conservara aquí la restitución, sugerimos que sea a través del encuentro sin intermediarios con la obra de quien señaló incansablemente que ensayaba un estilo como única formación, donde la pista sea poner de sí(18) condición sine qua non para que algo se produzca. En el establecimiento del texto verdadero en oposición a versiones apócrifas, la referencia lacaniana a la naturaleza indestructible de la religión(19) se evoca sola, y sus reminiscencias son tan peligrosas como nefastas. En esta línea y tentados por tan interesante postulado(20) descendimos al hades hirviente, curiosos de comprobar encuentros casuales.
Contra todo pronóstico, es el Amo del Loira quien nos abre el portón. Rozagante y animado, se excusa en una voz que no le pertenece: What matters most is how well you walk through the fire(21).
* Una versión preliminar de este artículo fue publicada en «Escuelas en psicoanálisis. La formación de analistas», Psicoanalítica, Vol. 12, Universidad Veracruzana, México, 2021, pp. 22-25. Disponible en: https://bit.ly/3ORsn3q
(1)Este artículo surge producto del pensar con otros, con quienes estoy de acuerdo y no, sobre el ejercicio del psicoanálisis. Es producto de horas de pasiva escucha en loop de aforismos vacíos, de lecturas erráticas a Jacques Lacan en una lengua que no es la suya y de largas conversaciones con quienes encuentran en el psicoanálisis la puerta caliente del infierno propio. Por tanto, no tiene más valor que testimonial.
(2) El psicoanálisis frente al pensamiento único. Historia de una crisis singular. AAVV, Publicación del Foro Psicoanalítico de Buenos Aires, JVE, 2000.
( 3)Miller, Jacques Alain. “Prólogo en Guitrancourt”. 15 de agosto de 1988. http://www.icdeba.org.ar. Recuperado el 20/08/2016
(4) “Tomar la palabra y caer en el infierno”, acaso sea sin proponérselo una de las apuestas más distintivas de un psicoanálisis que se ubica por fuera de la repetición políticamente correcta del Lacan venerado, incitando a quien desee ejercer el psicoanálisis a transmitir poniendo de sí lo que lo convoca a ese lugar. La cita es de Assandri, José. “De la asociación a la escuela.” Cuadernos de Ñácate, Montevideo,2016.
(5)Miller, Jacques Alain. “With Lacan Blog”. 2009. Recuperado el 21/08/2016. https://jacquesalainmiller.wordpress.com/
(6)Op cit.
(7)Capurro, Raquel. Lacan en Montevideo? Revista Itinerario. Año 2, n| 4, 2005.
(8)Labruna, Bruno. “43.046.721 estados sexuales, o un nombre escrito en Freud” Revista Ñácate n 2. Elp, 2009.
(9)Ectchegoyen, Horacio. Los fundamentos de la técnica psicoanalítica. Amorrortu.
(10)Una de las formas de Lacan referirse a Melanie Klein, según Elisabeth Roudinesco. Lacan, esbozo de una vida. Fondo de Cultura Económica, México, 1994.
(11)Miller, Jacques -Alain. Lógicas de la vida amorosa. Manantial, 1991.
(12)Blanchot, Maurice. El habla analítica. La cebra, 2012.
(13)Lacan, Jacques. Sesión del 23 de noviembre de 1955. Las Psicosis. Paidós, 2002.
(14)A propósito de otra línea de autorización a decir señalada in extenso: Lema, Sebastián. La psicologización de la sociedad. Intervención en Ciclo Analistas en la Polis, inédito.
(15)Véase a propósito: Jorge Baños Orellana. Nota al pie del testimonio. Actas de las Primeras Jornadas del Departamento de Psicoanálisis. Facultad de Psicología. Universidad Nacional de Rosario. Vol. I. 2016
(16)Pizarnik, A. Textos de sombra y últimos poemas, Lumen,2005
(17) Miller Jacques Alain. Entrevista con Francois Ansermet. Revista Acheronta nª14, 2001. http://www.acheronta.org. El subrayado es mío.
(18) “Queremos del recorrido del cual estos escritos son los jalones y del estilo que su dirección comanda, llevar al lector a una consecuencia donde se le haga necesario poner de sí.” Lacan Jacques, Prólogo a Ecrits. Siglo XXI, 2002.
(19) “El psicoanálisis no triunfará sobre la religión. La religión es indestructible. El psicoanálisis no triunfará, sobrevivirá o no”. Lacan, Jacques. Conferencia de prensa en Roma, Revista Ñacate online. 29 de octubre de 1974, p 32.
(20)Me refiero a la reciente propuesta de una Divina Comedia y la distribución de las almas de los analistas como paradero final. Op. cit
(21)La cita pertenece a Bukowski, Charles…no sea el caso que….
Lucía E. Barlocco: nacida un 18 de julio de 1985, vive y practica el psicoanálisis en Montevideo-UY. Vuelve con frecuencia al océano de su tierra natal. Co-compiladora con Javier Jiménez León de Las-Lenguas de Babel (inédito), autora de El decir verdadero. Los modos del pase y el testimonio en psicoanálisis (inédito )
Esta revista se sustenta gracias a la publicación, la difusión y la edición, sin ánimo de lucro, de cada uno de los miembros que la componen. Agradecemos la colaboración económica que el lector o la lectora quiera y pueda acercar siguiendo los pasos de alguno de estos dos links.
Argentina
Resto del mundo