TNU: hacedor de cultura. Por María José Colombo

Foto de portada de la autora: «Hay quienes quieren medir la poesía».

Cuidado Editorial: Yanina Marcucci y Gerónimo Daffonchio


Ante las políticas que dictan sus preceptos a través de la fijación del sentido de algunas palabras y composición de letras, desde nuestro lugarcito en el discurso jaqueamos el orden decretado y nos reapropiamos de la materia de la metáfora.

Con ustedes y para ustedes, para todxs nosotrxs, anunciamos una nueva sección: TNU, texto de necesidad y urgencia.

Textos que no obligan nada a nadie. Textos con los que cada quien subjetiva, lee, venga, defiende y construye la vida que nos hurtan.

Delegación editorial


“Si el sujeto es resultado de su cultura y no su hacedor, peligra como sujeto” escribía Ulloa, en 2005(1). ¿Qué sería un sujeto resultado de su cultura? ¿Un producto acabado, redondo? Una lectura posible de la cultura actual es la que proponen: por un lado Eric Sadin a partir de la algoritmización y por otro Helga Fernández con la cyberlización subjetiva, un sujeto que no es intervalar, efecto del significante, sino a partir del código informático, robotizado. Un ser cero, un ser uno. El individuo no es sujeto. Una encerrona trágica, al decir de Ulloa, situación de dos lugares sin tercero de apelación -tercero de la ley-. Encerrona entre dos lugares donde no es posible poner en juego el entre, porque el tercero no está en función.

“Lo que predomina en la encerrona trágica no es la angustia, con todo lo terrible que esta puede llegar a ser; predomina algo más terrible aún que la angustia: el dolor psíquico, aquel que no tiene salida, ninguna luz al final del túnel. La angustia puede tener puntos culminantes pero también momentos de alivios; en cambio, el dolor psíquico se mantiene constante en el tiempo. La salida parece identificarse con la muerte”(2).

Cuando estaba en la facultad uno de los temas eje era diferenciar instinto de pulsión, lenguaje animal del humano. Hoy la referencia parece ser el código informático que no es cifra. Cifra, en el trabajo analítico, permite el desciframiento en la potencia de la metáfora. Tanto en los animales como en la IA, el lenguaje remite -por ahora- a una respuesta inequívoca: instinto y algoritmo. (Como leia por ahi, la IA es tan inteligente que no se puede hacer la idiota). Pero el lenguaje del algoritmo prescinde del cuerpo, más bien de la carne humana, es un lenguaje enlatado. Comparto esto a partir de la investigación clínica de Helga Fernández(3) que me resultó compleja pero muy oportuna. Allí sostiene que en el lenguaje humano hay algo irreductible de su intrincación con lo real del cuerpo que no se puede desmaterializar y en caso en que pudiésemos prescindir de eso, se perdería la condición de lo humano. Con su trabajo, recuerda que el significante enraíza en la carne, es un lenguaje encarnado. Por más sofisticación simbólica que pueda ejercerse, no se podría desprender de esa raíz en la carne.

A finales de noviembre quedé seca de letras, crocante de palabras, me aplastaron los números, los porcentajes y estadísticas. Más tarde y escribiendo, se avecinó la geometría que me trajo intersecciones, algunos cruces, puntos, rectas al infinito y hasta me permitió salir por la tangente. Me fui por la tangente. Salí a pasear ese ovillo de yute enreverado y con los días, aunque sea en susurros, pude ir ubicando algo de eso áspero imposible de digerir.

Asomó y se fue. Caminé, miré flores y árboles, traté de conectar con el milagro de la naturaleza… Inhalé y exhalé el olorcito de diciembre tratando de exprimir fórmulas del buen sentir en el intento de conciliar algún alivio. Y por allá, en una plaza, pasó un estudiante recién recibido que se sacudía embadurnado de logro y festejo, y que seguramente continuaría en algarabía esa noche y en la semana y por lo que quedaba del año… Pero me frenó la contractura en la nuca por la incertidumbre de las facultades y el contrapelo de no querer decir ni traer esa nube negra acá de nuevo. Se me cruzó una recta, bien recta inflexible de puntos que se alinean uno detrás de otro sin saber qué sostiene ni qué cruzan o llevan por delante. En algún punto corta con otra y quizá pasa otra cosa. Tal vez en ángulo obtuso, agudo, recto…

Vi gastadas las metáforas, estiradas o grises. Me volví tango, taco quebrado que en algún momento hizo ruido y elegancia pero ahora renguea. Se me esmerilaron los brillos o cayeron a otro plano, en la superficie de dos cobres con ruido a carcajada y una birra compartida. 

Los odié a todos, transpire hartazgo y desazón que sequé cuando llegué a casa con el aire acondicionado. Pero el aire no acondiciona nada, seca nomás y la amargura quedó pegoteada en la piel.


Se construye desde el amor, hay que construir desde el amor, entonces pensé con qué hilacha conectar o en qué verdecito rascar una esperanza y seguir edulcorando para encajar alguna sonrisa en esta boca cada vez más chica y contracturada.

Se gastó. Está gastado. Hace falta considerar su contrapartida. No es posible todo amor, hay que ubicar donde no, con quien no y delimitarlo de forma más precisa.

Yo no quiero anti-nada, con ubicar con quien y en donde no, hoy me basta. Dejar disponible un cerquito fértil donde sí, espacio al que entren los que quieran hacer la vida en el encuentro.

Mi libertad es hacer, vivir con otros.


La libertad no es avarienta, la libertad desmedida es verso económico.


El anti, me deja impotente, quieta y asustada. No se puede enfrentar a los grandes poderes económicos. No voy a vivir la vida como la gobierne Su-ley. La vuelta será encontrarle o inventarle un modo, un lugar a la dignidad subjetiva, a la que hallo en el hacer con otros, en las letras, la música, el baile, la calle, las celebraciones, el trabajo, los rituales, reuniones y discusiones que consideran las diferencias sin aniquilarlas.

Este no es un texto esperanzador, el contexto no es esperanzador (Quiero ser honesta con mi sentir hoy). Más vale dosificar bien las energías y los afectos para no malgastarlos.

No es un texto esperanzador, o sí, porque me saca de la encerrona trágica del a favor o en contra. Yo quiero otra cosa, escribo, escucho y conversamos con varios, otras cosas que no nos hacen ceros o unos, hacen tejido y quizá, quien te dice, aparezcan más números y fracciones y nuevos cruces. Creo que ahí sí hay modestas e insistentes lucecitas.

Ni cero ni uno. El sujeto estará entre decires, significantes, letras, metáforas y encuentros que pongan en la escena los sentires, los afectos, los dolores y también los entusiasmos y alivios.

La trasgresión siempre funda algo: 

funda la teoría revolucionaria 

o la ruptura epistemológica, 

tal vez la toma de conciencia,

 o quizá funda la fiesta.(4)

Majo Colombo


La Plata, enero 2024


Referencias y bibliografía:

1-. Fernando Ulloa, Sociedad y crueldad
, Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación. Dirección Nacional de Gestión Curricular y Formación Docente. Área de Desarrollo Profesional Docente. Seminario internacional. La escuela media hoy. Desafíos, debates, perspectivas. Del 5 al 8 de abril de 2005 en Huerta Grande, Córdoba. Panel: Brecha social, diversidad cultural y escuela.


2-. Idem


3-. Helga Fernandez, La carne humana. Ed Archivida 2022.

4. Idem 1 y 2


María José Colombo nació en Lincoln, provincia de Buenos Aires. Estudió Lic. en Psicología en la UNLP. Ejerce la práctica analítica con adolescentes y adultos. Miembro de la Escuela Freud Lacan de La Plata.


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2 comentarios en “TNU: hacedor de cultura. Por María José Colombo

  1. Genial Tata. Es la segunda vez que lo leo en reflexión y estoy de acuerdo.. hay que exigir LEY DE MEDIOS yá para que no seamos lo que la «cultura quiere», por un lado y después hay que luchar, resistir, reagruparse (en parte como decís vos) y darnos amor, que no nos confunda el mensaje libertario de sálvese quien pueda… Y por último, un mimo a nosotros mismo, enorgullecernos por estar de éste lado de la grieta.. besos Tata y felicitaciones por esta iniciativa.
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  2. Hermoso escrito. Acompaña y ayuda a respirar. Eso ya es esperanzador, aunque el contexto no lo sea. Con textos así encontramos el entre y el aire, nos encontramos. Gran propuesta En el margen, gracias.

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