Por Gisela Avolio.
Editorial, Helga Fernández.
-¿Cómo y cuando descubrió el psicoanálisis?
-Bueno, una vez leí una pregunta similar en una revista de psicoanálisis que le hacían a analistas reconocidos, y la propuesta era que contestaran con una viñeta clínica. Yo voy a intentar responder a esta pregunta con un episodio de mi práctica. Voy a tomar un sueño de una de mis primeras pacientes. Se trataba de una adolescente que me contó un sueño en el que le entraban a robar a su casa y le llevaban su diario íntimo. Al relatar ese sueño ella comenta que estaba cerrado con un abrojo. Inmediatamente se corrige y dice: “no, era un cerrojo”. A lo que le contesto: “abro ojo o cierro ojo”. A partir de ahí hubo un giro en lo que la analizante venía planteando que la sorprendió tanto a ella como a mí. La experiencia con el inconsciente se plasma ahí, aunque no se puede dejar de decir que es en el propio análisis donde se aprende a escuchar y a leer el inconsciente.
Creo que la primera vez que me acerqué al psicoanálisis fue leyendo la biografía de Freud cuando tenía dieciséis, diecisiete años. Y no podía dejar de interesarme por los títulos de sus obras publicadas: La interpretación de los sueños, El malestar en la cultura, Tótem y tabú, etc. Todos me resultaban enigmáticos y atrapantes. Poco tiempo después comencé la carrera de Diseño Gráfico en la Escuela Superior Martín Malharro, en Mar del Plata. Al poco tiempo, y a la par, ingresé a la carrera de Psicología en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Sentía que necesitaba apoyarme en cuestiones más teóricas. Mis intereses no se restringían al arte. El psicoanálisis seguía siendo un tema pendiente. Como hemos aprendido en la Escuela Freudiana de Mar del Plata EFmdp, uno siempre está entrando en el discurso del psicoanálisis, no es algo que se hace de una vez y para siempre. Al ingresar a la carrera de psicología, ya tenía decidido que era el psicoanálisis lo que me interesaba estudiar. Pero ese interés por el arte también se mantenía en mi horizonte de lectura, por lo cual comencé a indagar en el psicoanálisis los textos que se vinculaban con el arte: Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci (que luego entendí que se puede leer como un historial), El Moisés de Miguel Ángel, los cuadros de la Madonna en Dora… Con el tiempo comencé a comprender las cuestiones teóricas que estaban en juego en cada texto: el fantasma y la madre fálica en Leonardo, la maternidad y la femineidad en la Madonna, la transgresión al padre en Miguel Ángel. Iba dejando la experiencia estética y me adentraba en el universo conceptual del psicoanálisis.
Hay otra experiencia en mi adolescencia que me acercaba, sin comprenderlo en su momento, a la experiencia del psicoanálisis. Yo cursaba el secundario en la ciudad de Miramar, era, más que hoy, una ciudad muy pequeña y todos nos desplazábamos caminando o en bicicleta. En mi caso todas las mañanas iba caminando rumbo a la escuela con mi mejor amiga. Y todas las mañanas, Andrea, me contaba un sueño. Relato del sueño que duraba las 15 cuadras que transitábamos hacia el colegio. Yo escuchaba fascinada por lo fantásticos que me parecían sus sueños, que me contaba con lujo de detalles. Ella soñaba para mí y contaba con mi interés. Yo era un Otro para ella.
En fin, hace más de veinte años que me encuentro pensando las cuestiones y los problemas del psicoanálisis.
-¿Qué cree que el psicoanálisis puede aportar a la contemporaneidad?
-Esta pregunta es muy difícil, porque primero habría que saber que es lo contemporáneo.
En un artículo, Giorgio Agamben se pregunta: ¿Qué es lo contemporáneo? Preparando un curso sobre el cuerpo en psicoanálisis dí con ese texto que se llama Desnudez. Ahí Agamben retoma una frase de Nietzsche que afirma que “ lo contemporáneo es lo intempestivo”. El psicoanálisis depende de los practicantes del psicoanálisis, de cada uno de nosotros. En ese sentido, cada uno de nosotros pretendemos estar a la altura de nuestra época. El intento de estar a la altura de lo intempestivo que se nos presenta. Pero a su vez, hay que entender que ser contemporáneo no debe subsumirse a lo actual, sino mostrar un desfasaje. Esa diferencia (Nietzsche dice anacronismo) es lo que permite percibir el rasgo de lo presente.
Considero que el psicoanálisis puede aportar lo que ha venido aportando a la humanidad que es soportar el malestar de la vida cotidiana, el sufrimiento que conlleva las relaciones con los otros.
En el psicoanálisis en extensión -cuando uno da una clase, prepara un curso, o hace un comentario de texto, quizá de autores que escribieron hace más de un siglo- hay que hacer una operación de lectura y el comentario que se puede hacer es un resto de esa operación de lectura . «Hay que poner algo de suyo” como dice Jean Hippolite, algunas cuestiones se iluminarán y otras quedarán en la oscuridad. Y ahí hay una relación singular con lo que se lee y con lo que se puede decir en ese tiempo. Es la búsqueda en los textos de una pregunta que se nos presenta. Uno vuelve contemporáneos los textos, en la medida en que los hace dialogar con los problemas de hoy, en que los enfrenta a lo que hoy sucede.
Visibilizar lo que hoy está invisibilizado, para usar un término de esta época, supongo que es la tarea de algunos intelectuales privilegiados y que dentro del psicoanálisis hay muchos, pero en la repetición se puede leer de forma novedosa y esa es una apuesta que hace el psicoanálisis.
Giselle Lorusso. Trabaja como analista en el ámbito privado desde 2003. Es miembro fundadora de la Escuela Freudiana de Mar del Plata, donde dicta clases en los cursos de la EFmdp, ha coordinado el Espacio de la práctica del comentario y ha participado de carteles. Ha sido expositora en diversos Congresos de Psicología y Jornadas. Se ha desempeñado como docente en distintas instituciones educativas de Mar del Plata. Actualmente es docente de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Mar del Plata.
Avolio, actualmente trabaja como analista, es miembro fundadora de la Escuela Freudiana de Mar del Plata, y miembro de Fondation Européenne pour la Psychanalyse. Fue Residente de Psicología en el Htal. Subzonal especializado Neuropsiquiátrico Dr. Taraborelli (Necochea, Bs. As.). Dicta clases en las actividades de la Efmdp, y allí coordina el dispositivo Práctica psicoanalítica con Niños y Adolescentes, desde 2010; actualmente es docente y supervisora de la Residencia de Psicología Clínica de los Hospitales Provinciales de Necochea y Mar del Plata. Y dicta clase anualmente en Centre IPSI de Barcelona. Desempeña la práctica del psicoanálisis en el ámbito privado.