Por Gisela Avolio.
Editorial, Helga Fernández.
– ¿Cómo y cuándo descubrió el psicoanálisis?
– Conecté con el psicoanálisis en cuarto o quinto año de la secundaria (Escuela Normal nro. 9) gracias a una profesora: Marilú Pelento, quien luego fue por muchos años referente del análisis de niños y adolescentes. El primer libro que encontré y compré en una librería de la Avenida Corrientes fue un tomo de “Tótem y tabú y otras obras”, editado por la editorial Santiago Rueda. Yo era muy lectora así que empecé a alternar con la filosofía y la literatura los libros de psicoanálisis que encontraba.
Cuando me recibí rendí el examen de ingreso a Filosofía y Letras y elegí la carrera de Psicología. Dicho sea de paso, mi camada fue la primera en pasar directamente de la escuela a la facultad. Las dos anteriores se trataba de gente más grande, estudiantes o egresados de otras carreras de la U.B.A. Éramos pocos, alrededor de unas 100 personas.
De mi paso por la carrera tengo 3 nombres: Jose Bleger, David Liberman y Fernando Ulloa, ellos fueron mis primeros maestros y luego andando el tiempo pude trabajar en sus cátedras como docente. Eso era y es motivo de orgullo para mi.
Freud, Klein y Lacan fue mi recorrido pero no puedo nombrar a todos los que contribuyeron y contribuyen a abrirme la cabeza.
He tenido y tengo mucha suerte en ese sentido, siempre tuve y tengo buenos y generosos maestros. Innumerables grupos de estudio, supervisiones y análisis personal durante muchos años. Justamente por deuda con esos maestros entre a la A.P.A. Egresé de su instituto y me fui, no encontré ahí mi lugar. Lo encontré en la E.F.A. desde hace algunos años, pacto que se renueva con una transferencia de trabajo sostenida por el deseo de cada uno, al mismo tiempo que lo estimula. En fin, a lo largo de muchos avatares se fue tejiendo mi transferencia al discurso y hoy me encuentro como desde hace ya mucho tiempo trabajando ahí con otros para que el discurso siga.
-¿Qué cree que el psicoanálisis puede aportar a la contemporaneidad?
– El psicoanálisis tiene mucho que aportar a la contemporaneidad sin perder de vista que, como sostuvo Freud, no es una cosmovisión. Postura que comparto. Dicho esto y habida cuenta del malestar creciente en la cultura, en una época tan de la sociedad del espectáculo, de la post-verdad y de la malversación de tantas cosas y conceptos, debemos aportar el valor de la palabra, de la solidaridad tan desprestigiada por la destrucción del lazo social (sálvese quien pueda). Recuperar la antigua y sabia costumbre de hacernos preguntas a los efectos de no dar por natural lo que no es (es lo que hay), del mismo modo que dar a ver la separación nada inocente entre acto y consecuencia para no contribuir a la proliferación de la canallería. No es poco ni está asegurado el éxito pero son apuestas que uno hace.
Diana María Averbuj, psicoanalista. Miembro de la Escuela freudiana de la Argentina. Inscrita en la Fundación del Campo Lacaniano.
Gisela Avolio, actualmente trabaja como analista, es miembro fundadora de la Escuela Freudiana de Mar del Plata, y miembro de Fondation Européenne pour la Psychanalyse. Fue Residente de Psicología en el Htal. Subzonal especializado Neuropsiquiátrico Dr. Taraborelli (Necochea, Bs. As.). Dicta clases en las actividades de la Efmdp, y allí coordina el dispositivo Práctica psicoanalítica con Niños y Adolescentes, desde 2010; actualmente es docente y supervisora de la Residencia de Psicología Clínica de los Hospitales Provinciales de Necochea y Mar del Plata. Y dicta clase anualmente en Centre IPSI de Barcelona. Desempeña la práctica del psicoanálisis en el ámbito privado.