Dos preguntas a Adriana Zanón.

Por Gisela Avolio.

Editorial, Helga Fernández.


– ¿Cómo y cuándo descubrió el psicoanálisis?

-El psicoanálisis como discurso lo he descubierto desde muy joven en la Universidad Nacional de Rosario donde estudié y a la que felizmente siempre se le endilgó el “estar fuertemente impregnada de psicoanálisis en su plan de estudios, es decir en la formación”. Hoy -siendo docente de esta casa- insisto ante estudiantes y docentes que, debemos dar respuestas desde el discurso mismo del psicoanálisis a los problemas de nuestra sociedad  de hoy, entonces, hay que hacer avanzar este discurso, el que no pocas veces queda fijado en criterios de una época patriarcal del psicoanálisis.

Por otra parte, apenas terminé mi carrera de grado conocí la Escuela de Psicoanálisis Sigmund Freud-Rosario, donde decidí hacerme miembro, A.P.,  era muy joven también. Esto lo pude sostener -y fundamentar en su momento- desde la posición en la que ya me declaraba practicante del análisis, en la clínica con las psicosis, donde escucho a los locos.

Entonces voy a hablar desde este lugar: practico el psicoanálisis desde mis veinticuatro años en hospital psiquiátrico, Hospital escuela, y es desde la clínica que puedo decir que gracias al psicoanálisis y, no sin el deseo de analista de no retroceder ante las psicosis producto de mi análisis personal, el que resultó un didáctico, es desde allí que le otorgo estatuto de sujeto al psicótico -con Lacan podemos leer esto en su El Seminario 3-; por mi parte afirmo que el psicótico es un sujeto político que ha sufrido un trauma psíquico, un trauma del deseo mismo, como cualquier sujeto. Es un sujeto político en tanto sujeto de un decir, por eso decir psicosis no quiere decir nada, nada patologizante. Esto me lo enseñaron los locos, ellos me enseñaron la clínica y admito desde este lugar que, ellos son grandes sujetos, creadores magníficos tanto en lo artístico como en lo científico, son “hiper-sujetos” aunque, cuando soportan largo tiempo de pasivización hospitalaria, no pocos de ellos encuentran degradada su posición y su deseo también debido al aplastamiento fantasmático y la pasividad que da el manicomio.

Hoy estamos ante el cierre del confinamiento hospitalario, el que se hará en 2020, aunque paulatinamente es que vamos “readecuando” los hospitales monovalentes, ya que faltan políticas públicas para alojar  en una salida digna del gueto a cada quien en su singularidad.

El psicoanálisis es una revolución, la revolucionaria ciencia analítica con la que contamos y hay que seguir sosteniendo que haya psicoanálisis no sin la imbricación con lo social. No puedo concebirlo de otro modo ya que siempre trabajé en institución de salud, me habita eso.

 

 – ¿Qué considera que el psicoanálisis puede aportar a nuestra contemporaneidad?

 -Qué importante esta pregunta! Hay que hacérnosla cada vez, somos responsables del atraso del psicoanálisis como discurso ante cuestiones que la clínica nos señala, por ende lo social.

En lo social son las minorías en lucha por la inclusión y ampliación de derechos las que promulgan leyes y hacen la revolución femenina lo que conlleva un beneficio para toda la sociedad en su conjunto y en cualquier lugar del planeta. Entonces, ¿cómo podemos permanecer en posiciones totalmente sobrepasadas, que pertenecen a otra época? Voy a responder desde -como dije antes- la clínica que llevo adelante escuchando y acompañando el decir de las psicosis. Hay concepciones que deben cambiar. No podemos seguir a Lacan en formulaciones como el Gran Otro maternal, responsable de la no transmisión de la metáfora paterna si, desde hace mucho tiempo sabemos que un padre es responsable de las psicosis, sobre todo las paranoias, las erotomanías y las melancolías. Hay Un padre como sin razón, como bien dijo Lacan en su L´Étourdit, en 1972, entonces no podemos proseguir con propuestas de los años 50´, por ejemplo, De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis. Hay que avanzar vía las escuchas y así la clínica nos hará avanzar y la teoría avanzará también.

Otro problema es acerca de los transexualismos, término que nos viene de la psiquiatría y que los autores del psicoanálisis lo han inclinado hacia las psicosis. Sabemos que el devenir transexual en las psicosis es aliviante y un goce ubicable. Pero, el transexualismo es de cualquier sujeto y en cualquier momento de la vida, incluso en el devenir de una jornada porque somos bisexuales tal la propuesta freudiana, donde lo femenino y lo masculino conviven en cada parlêtre en proporción variable. Entonces se trata de pluralizar el término y de escuchar sin moralización lo trans, las trans-identidades o como podamos ir llamando a eso que nos vino de la psiquiatría y acerca de lo que Lacan no dijo casi nada. Él nombra el transexualismo en cuatro de sus El Seminario, y sólo en …ou pire lo saca relativamente de las psicosis enunciándolo como locura o pasión, y esto también es un problema. Por mi parte, como lo sostengo en mi libro, (una investigación que fue tesis académica en la Universidad), es un “ensayo clínico” sobre los transexualismos pluralizando el término, me viene del suelo de la clínica y he pasado a lo escriturario.

Para concluir, hay cuestiones que ni Freud ni Lacan han pensado por corresponder ambos a una sociedad patriarcal, la que ha tirado toda la culpa del lado de las mujeres hasta definir que una madre es la que hace de su hijo un psicótico, o también hay analistas que siguen repitiendo que un transexual es un psicótico.


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Adriana Zanón, analista,  practica el psicoanálisis en Hospital psiquiátrico, Hospital Escuela. Es Magister en psicoanálisis  en la Universidad Nacional de Rosario, UNR.  Docente de la Cátedra Clínica II, Facultad de Psicología, UNR.  Es Miembro de la Escuela de Psicoanálisis Sigmund Freud-Rosario donde dicta un seminario anual. Y co-autora de «La fábrica del caso: La Sra. C», colección Clínica en los bordes,  dirigida por Pura Cancina. Y, de «Argumentos 9» Revista de la EPSF-Ros.

 

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Gisela Avolio, actualmente trabaja como analista, es miembro fundadora de la Escuela Freudiana de Mar del Plata, y miembro de Fondation Européenne pour la Psychanalyse. Fue Residente de Psicología en el Htal. Subzonal especializado Neuropsiquiátrico Dr. Taraborelli (Necochea, Bs. As.). Dicta clases en las actividades de la Efmdp, y allí coordina el dispositivo Práctica psicoanalítica con Niños y Adolescentes, desde 2010; actualmente es docente y supervisora de la Residencia de Psicología Clínica de los Hospitales Provinciales de Necochea y Mar del Plata. Y dicta clase anualmente en Centre IPSI de Barcelona. Desempeña la práctica del psicoanálisis en el ámbito privado.


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