Cuidado Editorial, Gerónimo Daffonchio
Pinturas de Leonora Carrington
“¡Si al menos pudiéramos descubrir
en nosotros o en nuestros pares
una actividad de algún modo afín al poetizar!”
Freud, S.(1)
Un día buceando en mi biblioteca me encontré con un artículo maravilloso de Úrsula K. Le Guin, Cosas que en realidad no están presentes, Sobre la Antología de la literatura fantástica y J. L. Borges. Resulta que en 1988 la editorial Xanadu Press publicó The Book of Fantasy, una traducción de la Antología en inglés y le encomendó a Úrsula Le Guin la realización del prólogo. El artículo al que llegué se trata de una versión revisada de dicho texto incluida en la colección de Contar es escuchar, pues ella quería rendirle allí un homenaje a Borges.
Este texto de Le Guin, en primer lugar, me hizo volver a esta “Antología…” que se trata de una recopilación hecha por Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo en el año 1940 -es uno de mis primeros libros, por eso lo conservo amarillo y con olor a viejo, es un libro al que siempre vuelvo, es uno de mis ancestros. En segundo lugar, se me planteó el interrogante de si hay o existe una relación entre el psicoanálisis, la fantasía (Phantasie) y la literatura; escucho una resonancia entre estos tres hitos, un hilo por el cual embrollarse/me.
Freud recurrió a grandes clásicos como Sófocles, Goethe, Shakespeare, y un sin fin de escritores, también utilizó los mitos, la mitología y la religión. Lacan tomó a Joyce, Claudel, y otros tantos, asimismo revisó los mismos que utilizó Freud y se sirvió de los mitos freudianos para ponerlos en relación a la lógica y a la matemática. ¿Platón no fue quién se apoyó en una alegoría para armar su teoría?
Úrsula Le Guin comenta que “…la fantasía es la narrativa de ficción más vieja del mundo así como la más universal.”(2)
Freud por otro lado afirma que los poetas cuentan a través de sus creaciones fantásticas mitos e historias universales. En El creador literario y el fantaseo dice: “¿No deberíamos buscar ya en el niño las primeras huellas del quehacer poético? Todo niño que juega se comporta como un poeta, pues se crea un mundo propio, o mejor dicho, inserta las cosas de su mundo en un nuevo orden que le agrada (…), que toma muy en serio”. (3) Y luego agrega que el poeta hace lo mismo que el niño, al tiempo que ambos separan ese mundo fantaseado de la realidad efectiva, mundo en el cual encuentra placer por la misma irrealidad o fantasía que conlleva.
En el mismo texto hace unas derivas de las siguientes palabras: en alemán juego y escenificaciones poéticas se dice Spiel; comedia o juego de placer, Lustspiel; Trauerspiel quiere decir tragedia o juego de duelo; y Shauspieler, actor dramático o el que juega el espectáculo.
Por otro lado, Freud plantea que el adulto puede que permute el jugar por el fantasear; crea los sueños diurnos y los sueños nocturnos, a través de los cuales recrea aquellas impresiones o vivencias que lo dejaron insatisfecho o le resultaron traumáticas, a través de desfiguraciones, y halla en ello un orden de satisfacción.
El adulto puede que escenifique en sus sueños los distintos yoes-parciales, sus distintas corrientes que entran en pugna en su vida anímica.
Sueños, que pienso que podemos decir, son composiciones poéticas del sujeto, y muestran el calibroscopio que el yo es.
Por último, Freud reflexiona que el poeta a través de sus creaciones, su ars poetica, puede que nos brinde mayor placer y alivio que nuestras propias fantasías.

¿Será que se articula allí un saber no sabido, tal vez un deseo o una prohibición -que de otro modo no ocurriría-, por su imbricación con una ganancia estética? ¿Será que posibilita que un saber se interrogue y que de ese modo vaya al lugar de la verdad para ese sujeto y que de ese modo halle allí una satisfacción, una satisfacción otra, una distinta?
¿En esto hay una sonoridad común con el discurso del analista?
Por otro lado, Freud en Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad nos enseña que en ciertas escenificaciones, con la sola idea, se obtiene satisfacción sexual, las llama fantasías o Phantasie, y, según nos dice, se pueden “…discernir importantes nexos para la causación de los síntomas”. (4)
Strachey traduce del alemán la palabra Wahndichtung –que Freud utilizó en este último texto- «fantasías delirantes», y agrega, que también podría ser traducida por «invenciones», o «creaciones poéticas delirantes».
De dicho escrito se desprende que hay fantasías conscientes e inconscientes. De devenir inconscientes, podrían convertirse en patógenas y/o expresarse en síntomas. Su contenido puede ser el mismo según sea consciente o inconsciente, o puede sufrir variaciones o figuraciones, y de no lograr sublimar su libido generar las condiciones para que la fantasía inconsciente “…se refresque, prolifere y (se) abra paso como síntoma patológico”. (5)
El psicoanálisis permite colegir desde los síntomas, las inhibiciones y la angustia, esas fantasías inconscientes, hacerlas conscientes y dar lugar a un paso de sentido otro. El nexo entre dichos estados de la estructura y las fantasías es complejo y opaco; corresponden múltiples fantasías a cada estado. El ser hablante arma con ello una composición sujeta a leyes, teje una urdimbre, que el psicoanálisis puede leer e interpretar para contar con ello y pasar a otro estado.
En el Prólogo de la Antología… en su versión de 1999, Bioy Casares dice que las fantasías son: “…viejas como el miedo, las ficciones fantásticas son anteriores a las letras (…) están en Zendavesta, en la Biblia, en Homero, en “Las Mil y Una Noches”, hasta los libros de filosofía son ricos en fantasmas y sueños.” (6)
Úrsula Le Guin en La estructura rítmica en el Señor de los Anillos dice: “Las grandes novelas ofrecen no sólo una serie de sucesos, sino un lugar, un paisaje imaginario que habitamos y al que podemos regresar (… ) un patrón rítmico estable e inagotablemente complejo, en un espacio y tiempo imaginados (…)
(…) se construye mediante repeticiones, semirrepeticiones, sugerencias, preavisos, recuerdos, ecos y vuelcos [sentimientos dicotómicos, no binarios, uno es en relación al otro, uno es el efecto del otro, y viceversa].” (7)

Entonces, ¿la estética poética está en relación a la repetición? ¿Esa satisfacción encontrada en el ars poetico está en relación a encontrarnos con ese patrón rítmico estable? ¿Los niños no son los únicos que siempre quieren jugar al mismo juego o escuchar el mismo cuento o la misma canción? ¿Qué se inmiscuye en eso que se repite? ¿Qué resuena en los estribillos a través de la poética de modo universal y hace de diapasón con lo singular?
La realidad psíquica es el rabillo del ojo o el lente a través del cual cada quien ve el mundo; es el “…cuarto nudo que sostiene el real, simbólico e imaginario…” (8) de la estructura de cada ser hablante. La realidad psíquica va a ser singular, las fantasías van a tener un papel protagónico en su hechura, tanto que a veces nos va costar diferenciarlas o no las vamos a diferenciar de la realidad efectiva -como a Chuang-Tzu.
“Chuang-Tzu [300 A.C.] soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu.” (9)
Úrsula K. Le Guin en el artículo Cosas que en realidad no están presentes… le pregunta al diccionario A New English Dictionary on Historical Principies, también conocido como OED, sobre la fantasía, y encuentra allí que «Fantasy o phantasy» en inglés «proviene del griego phantasia, que literalmente quiere decir “lo que se hace visible”. Explica el diccionario que phantasia se relaciona con los verbos phantasein, «hacer visible», o en griego tardío, «imaginar, tener visiones», y phainein, «mostrar». Y resume los primeros sentidos de la palabra fantasy en inglés: una aparición, un fantasma, el proceso mental de la percepción sensible, la facultad de la imaginación, una idea falsa, un capricho, una extravagancia.
Luego Le Guin cuenta sobre las transformaciones que sufrió la palabra con el correr de los siglos: fantasy para los escolásticos de la Baja Edad Media significaba «la aprehensión mental de un objeto de la percepción», es decir, el acto mismo de la mente al vincularse con el mundo fenoménico, y con el tiempo llegó a significar justo lo contrario: una alucinación, o fantasma, o la costumbre de engañarse a uno mismo. Y luego la palabra, cambiando de curso como una liebre, dice Le Guin, pasó a significar la imaginación misma: «El proceso, la facultad o el resultado de formar representaciones mentales de cosas que en realidad no están presentes»(10). Aunque parecería encontrarse con el uso escolástico de la palabra, esta definición de fantasy apunta en la dirección opuesta y, a menudo, da en suponer que la imaginación es extravagante, o visionaria, o puramente fantasiosa.
Así manifiesta que: “…la palabra fantasy es ambigua, situada entre lo falso, lo insensato, lo ilusorio, la superficie de la mente y la honda conexión de la mente con lo real. En ese umbral, a menudo mira para un lado, enmascarada y disfrazada, frívola, como un escapista; luego se vuelve y vemos la cara de un ángel, un mensajero refulgente de la verdad, Urizen [la encarnación de la sabiduría] redivivo.” (11)
Quizá podamos pensar a la fantasía como una palabra que encontramos en el litoral, una presentación que cuando acontece es capaz de anudar imaginario, simbólico y real, ante lo cual leer un grano de verdad, una verdad a medias, un real en juego, que da a ver la estructura del ser hablante.
Los escritores que hacían fantasías en el S.XX, los fantaseadores y los psicoanalistas -dándole lugar a las fantasías-, tenían que pedir disculpas por ello o dar explicaciones enrevesadas porque el discurso de la ciencia y la literatura imperante, el racionalismo y neopositivismo por un lado, y realistas por otro, las tomaban por unas tonterías, sin rigurosidad ni objetividad, por tanto indignas -hay quienes lo siguen creyendo- y una cuestión de y para niños -como modo de desprestigio.
Cuenta Úrsula Le Guin: “Tampoco se la llamaba literatura fantástica cuando, una noche de 1818, tres amigos se sentaron a conversar y contar cuentos de fantasmas en una finca de Ginebra. Eran Mary Shelley, su marido Percy y Lord Byron; tal vez Claire Clairmont estaba con ellos, como el joven y extraño doctor Polidori; y contaron cuentos espantosos, y Mary tuvo miedo. «¡Cada uno de nosotros —exclamó Byron— escribirá un cuento de fantasmas!» Así que Mary se apartó y se puso a pensar en ello, sin resultados, hasta que unas pocas noches más tarde tuvo una pesadilla en la que un «estudiante pálido» utilizaba artes y máquinas extrañas para devolver a la vida al «horripilante espectro de un hombre»»
«Y así, la única de los amigos que lo hizo escribió su historia, Frankenstein, o el moderno Prometeo, la primera gran fantasía moderna. No contiene fantasmas; pero la fantasía, tal como observó el OED, no se limita a traficar con espectros.”
”Pero el ente sin nombre al que dan vida las artes y máquinas del doctor Frankenstein o Mary Shelley (… ) una vez que se levanta ya no puede volver a dormir, porque su dolor no le permite hacerlo, y las preguntas morales incontestables que lo han despertado no le dejan descansar en paz.”(12) Y agrego: que el mismo Frankenstein intenta una y otra vez matarlo por la misma pesadilla que representa.

¿El sueño del hombre inmortal y feroz no es el sueño del ser hablante que anhela la inmortalidad del padre? ¿para poder matarlo una y otra vez? ¿o nos habla del amor al padre? ¿o de las dos cosas? ¿No está relacionado acaso con el deseo de muerte por un lado, y el no querer saber nada con la castración? ¿No son los niños los que anhelan ser superhéroes inmortales? Estas fantasías, ¿qué dicen de la estructura de los seres hablantes? ¿Nos revelan lo imposible de la estructura? ¿Nos muestran sobre nuestra impotencia original?¿Hablan del padre real?
Para concluir, la Literatura, el relato, las ficciones, el mito, los fantasmas, tal y como han existido desde siempre, ofrecen una manera de entender la estructura del ser hablante. Puede que estén en el campo de la tontería, pero es una tontería muy seria, puesto que en el campo de la tontería está la verdad, y el inconsciente tiene estructura de tontería.
En muchas ocasiones la contingencia de lo que nos ocurre es como un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueade en el patio*. Quizá sea la falta de distancia con el aquí y ahora de la vivencia, lo que hace que en ocasiones sea imposible entenderla, encarnarla, tramitarla, transitarla y hacer de ella experiencia. Quizá también sea el irreductible real de lo que acontece, que no puede dejar de no inscribirse. Quizá sean los puntos ciegos de cada quien, eso a lo que somos sordos y ciegos.
Le Guin resonando en algo de lo que hoy quiero conversarles, dixit: “La esencia de la fantasía es la materia psíquica, las constantes humanas: situaciones e imaginerías que reconocemos sin necesidad de informarnos o saber nada en absoluto sobre New York en el presente, Londres en 1850 o la China de hace tres mil años.»
”Así pues, en mucha ficción contemporánea, las descripciones más reveladoras y precisas de nuestra vida cotidiana están atravesadas por lo extraño, o desplazadas en el tiempo, o ambientadas en mundos imaginarios, o disueltas en las fantasmagorías de las drogas y la psicosis, o se despegan de lo mundano para alcanzar repentinamente lo visionario y bajar a tierra desde sus alturas.»
”… nos nutren y porque cumplen con la más antigua y urgente función de las palabras: inspirarnos «representaciones mentales de cosas que en realidad no están presentes», de manera tal que podamos sopesar el mundo en el que vivimos y aquel al que quizá nos dirigimos, aquello que podemos celebrar y aquello que debemos temer.”
¿La fantasía, el Psicoanálisis y la Literatura serán un cobijo para lo que «no está presente»?
Alexandra Belnicoff
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(1) Freud, S: El creador literario y el fantaseo.1907.Tomo IX. Amorrortu editores. Traducción a cargo de James Strachey.
(2) Le Guin, Úrsula: Contar es escuchar. Sobre la escritura, la lectura y la imaginación. Editor digital Titivillus. 2004.
(3) idem nota 1.
(4) Freud, S: Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad. 1908. Tomo IX. Amorrortu editores. Traducción a cargo de James Strachey.
(5) idem nota 3.
(6) Borges, Jorge Luis; Casares, Adolfo Bioy; y Ocampo, Silvina: Antología de la literatura fantástica. Prólogo.Decimosexta edición, octubre 1999, Editorial Sudamericana.
(7) Le Guin, Úrsula: Contar es escuchar. Sobre la escritura, la lectura y la imaginación.Editor digital Titivillus. 2004.
(8) Lacan, Jacques. Sesión del 14 de enero de 1975, seminario XXII, RSI.
(9) Chuang-Tzu: Sueño de la mariposa de Chuang-Tzu, en la Antología de la literatura fantástica de Borges, Jorge Luis; Casares, Adolfo Bioy; y Ocampo, Silvina. Decimosexta edición, octubre 1999, Editorial Sudamericana.
(10) Ibem nota 2.
(11) idem nota 10.
(12) Idem nota 10.
*Parafraseo a Julio F. Cortázar en Rayuela.
Referencias Bibliográficas
FREUD, S: El creador literario y el fantaseo.1907. Tomo IX. Amorrortu editores. Traducción a cargo de James Strachey.
LACAN, Jacques: Seminario XVII, El reverso del psicoanálisis. 1969-1970. Ediciones Paidós, 1992.
Alexandra Belnicoff, Psicoanalista. Participante de la revista En el Margen desde 2021. Analista practicante desde 2010. Miembro de la Escuela Freudiana de la Argentina desde 2011. Perito del Ministerio Público de la Defensa CABA desde 2017 (Psicóloga del MPD desde 2012). Licenciada en Psicología (UBA) desde el 2008. Formación hospitalaria del 2008 a 2016 en El Narciso López de Lanús y luego en el Cesac ° 10 CABA. Docente en la UBA y en el Colegio Nacional de Bs. As. desde 2008.