Cuidado editorial: Ricardo Pereyra, Patricia Martinez y Gabriela Odena.
“Te adjunto algunos despojos que la última marea depositó en la playa. Estoy haciendo anotaciones sólo para ti, y espero que me las guardes. No agrego nada como disculpa o explicación: sé que sólo son unas vislumbres, pero de todas estas cosas algo ha salido…” S. Freud, 1897, Carta 64.
Agradezco a Maricarmen Rodríguez por acercarme la acepción de la palabra bobo desde el francés al castellano, también por hacerlo con tanta precisión como delicadeza. Sin sus notas no habría podido decidirme al respecto.
En la sesión del 10 de diciembre de 1974, del seminario R.S.I., Lacan dice:
“Voici fermée la parenthèse, et je veux maintenant revenir à ce dans quoi j’ai aujourd’hui à avancer, c’est à savoir que je n’ai trouvé, pour dire le mot, qu’une seule façon de leur donner, à ces trois termes, Réel, Symbolique, Imaginaire, commune mesure qu’à les nouer, de ce nœud bobo… bobo… borroméen. En d’autres termes, qu’il faut s’intéresser à ce que j’ai figuré là sur le tableau, et, vous avez pu voir, pas sans mal, pour mettre plusieurs fois, trompé de couleur”.
“He aquí cerrado el paréntesis. Y ahora quiero volver a eso en lo que hoy tengo que avanzar; a saber, qué no he encontrado, para decir la palabra, más que una única manera de darles a estos tres términos: Real, Simbólico, Imaginario, común medida mas que al anudarlos en este nudo bobo, bobo, borromeo. En otros términos, que es preciso interesarse en lo que figurado ahí sobre el pizarrón, y ustedes han podido verlo no sin trabajo por haberme equivocado varías veces de color”.
Dejando de lado otras cuestiones que el párrafo trae a cuento, me detengo en el hecho de que Lacan antecede la palabra borromeo cuadriplicando la sílaba con la que comienza y dividiéndola de dos en dos: bobo bobo. Para seguirlo en sus razones, voluntarias o involuntarias, hubiera estado bueno escuchar cómo lo pronunció, si lo articuló al pasar o si se llenó la boca con el sonido de las letras, si balbuceó o si soltó las sílabas tras un aire socarrón; pero, por ahora, no pude acceder al audio.
En castellano el término en francés –que también se escribe bobo– se corresponde con “pupa” o “nana”. En nuestra lengua se puede decir que “nana” igual que “bobo” –dos palabras que, además, se forman con una sílaba repetida como “mamá” y “papá”- suponen un daño, moretón por golpe, cortadura pequeña o chichón, en un lenguaje infantil, quizá, cercano o ligada a lalangue(1).
Recordando que Lacan viene de hablar del fenómeno Lacan o laca-no-analista respecto de aquello que hace coagulación del sentido y, entonces, imbecilidad mental, podría haber dicho del nudo borromeo bobo para quitarnos la consistencia y la gravidez que suele presentarse cuando tratamos con esta figura topológica. Como si nos advirtiera “no se pongan rígidos, es una cosita de nada, un problema de niños”.
Pero, tal y como me señaló Maricarmen, es cierto que en francés bobo se extendió, popularmente, un poco más allá del laleo hasta sonar como queja o lamento referidos a una herida que se trae desde la infancia. Maricarmen, también, me acercó esta canción de Alain Souchon, de fines de 1977, “Allô, maman, bobo”(2). “Allô maman” es un llamado a la madre que no es sólo “Hola, mamá” sino algo así como “acá estoy mamá, lastimado”.
Souchon llorón, en el estribillo de la canción, se queja: “mamá cómo me hiciste no soy lindo”, y en cada estrofa se encarga de hacerle saber que está mal en el campo, mal en la ciudad. Mal en todos lados.
Si la canción es de 1977, tres años después de que Lacan mencionó el nudo como bobo en R.S.I., es porque la palabra ya estaba instalada desde antes en la lengua popular. Sería bonito decir que usa el término bobo para referirse al borromeo porque, si el mismo es lo imaginariamente real de lo simbólico de la estructura de un parletre, éste y aquel guardarían en sí esa herida dulce y pulsátil que nos constituye. Sin embargo, lo dicho en la sesión no alcanza para que se produzca la gozosa identidad de percepción entre una cosa y otra.
Considerando lo que Lacan dice después de la mención de la palabra bobo, respecto de sus múltiples equivocaciones para dibujar el nudo, podría decirse también que a lo que se refiere es a que la manipulación del nudo es solidaria de la torpeza propia de la consistencia de lo imaginario. En tal caso, daría a ver y a escuchar algo así como la falta de ductilidad y plasticidad que, a pesar de los progresos en la motricidad, no redundan en golpes ni rasguños pero sí en dificultades de operación.
Por estos días leí otra lectura de tal mención, de pluma de Jean-Jacques Moscovitz(3), quien hace corresponder bobo al acrónimo de “bourgois bohèmes”. Bajo esta acepción de la palabra el “bobo” es aquel y aquella bien instalados económicamente, partidarios de la frugalidad, del aire libre o la ecología; un poco el “hippie burgués” o el “hippie con OSDE” de nuestras Pampas. Pero, este uso del término, relativo a una escala social, surge con posterioridad al fallecimiento de Lacan, a fines de los 90’, por lo que no es posible que lo haya utilizado de este modo.
A pesar de que la primer acepción y la tercera, son más o menos pertinentes al juzgar por el campo de significancia en el que se hallan, lo más probable es que con bobo Lacan estuviera introduciendo, intencionalmente o no, la homofonía como aquello pasible de producir un pas-sense o agujero en el sentido. Después de este recorrido y de la lectura del seminario en cuestión, termino decidiendo que bobo bobo borromeo dice en acto lo que pronunció en la conferencia El fenómeno Lacan, mencionada por él mismo en esta sesión:
“No estoy seguro de que el decir que opera tenga siempre un sentido. Hay incluso posibilidades, muchas posibilidades, de que lo que hay de más operativo sea un decir que no tenga sentido. Es una sugerencia que hago. Por supuesto, ustedes no están aquí hechos para escucharlo, ya que si vienen para oír hablar del fenómeno lacaniano es precisamente porque este fenómeno se presenta teniendo un sentido.”
Confieso, como si importara, que cada tanto Lacan me cae simpático. La simpatía surge en estos momentos donde se burla de sus oyentes y lectores, incluso sin quererlo, por ejemplo y para el caso, soltando un caza bobo: una trampa para seres siempre dispuestos a encontrar el sentido o, de lo contrario, a inventarlo con tal de rehuir de la insensatez del significante.
1- Adjunto el link de un video infantil que me compartió Maricarmen Rodriguez, una estupenda traductora a quien le agradezco los pormenores del término, donde se ve y se escucha aquello de lo que se trata. https://www.youtube.com/watch?v=v8Xt90_VoTQ
3- Moscovitz, Jean-Jacques. “… tanto R como S como I”. Diferencia y aún más diferencia entre religión y psicoanálisis. En Para leer R.S.I.. Letra viva, 2018.
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Helga Fernández. Psicoanalista. Ejerce la práctica hace 23 años. Supervisa, da clases y mantiene conversaciones de formación en hospitales de la Provincia de Bs. As. y de C.A.B.. Co-autora de: Melancolía, perversión, psicosis. Comunidades y vecindades estructurales. Ed. Kliné/Ed. Oscar Masotta; El hilo en el laberinto I y II. Lectura del Seminario De un Otro al otro, Ediciones Kliné – Ediciones Oscar Masotta, Bs. As 2016; La carta del inconsciente. Ediciones Kliné – Ediciones Oscar Masotta. Buenos Aires, Buenos Aires, 2007; Feminismos,de Leticia Martín y otras. Letras del Sur, 2017, y, Acuerdo en el desacuerdo. Qeja, 2019. Identificación, nombre propio y síntoma: Una lectura del seminario IX. Ediciones Kliné, 2020. Ser sin orillas. Ensayo sobre Ofelia, de M. Trigo y AAVV. En el margen, 2020. Escrituras Cl{ínicas, junto a V. Larrosa, H. Medina, F. Montañez. Archivida 2021. Autora de para un psicoanálisis profano. Archivida, 2020. Escribió artículos en diferentes revistas: LALANGUE; Lapsus Calami; N-1; La Mosca; En el margen, entre otras. Directora editoral de Revista En el Margen. Participa de la Reunión Lacanoamericana de Psicoanálisis y en grupos de Convergencia. Formó parte de la Escuela Freudiana de la Argentina durante 20 años, hasta 2020 como A.M.E.