Imagen de portada:Francesc Tosquelles. «Cuadro de pared», esquemas de referencias teóricas y literarias, hacia 1970. Rotuladores sobre papel encolados sobre carton, 46 x 45cm. Vista de la exposición: <Francesc Tosquelles. Máquina de coser en un campo de trigo>
Cuidado editorial: Patricia Martinez y Gabriela Odena
Una característica general de todas las historias psicoanalíticas es que hay que inventarlas…. F. Tosquelles- Una política de la locura. Tosquelles-edicionestedeboldo@gmail.com, Córdoba, Argentina.
Hola queridxs compañerxs
La Semana pasada, en mi primer viaje transatlántico después de la pandemia, visité el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. No iba con plan previo, excepto volver a ver el Guernica, cuando me sorprende una enorme exposición, de prometedor título, «Como una máquina de coser en un campo de trigo» acerca del legado «olvidado» en España del psiquiatra, militante e intelectual Francesc Tosquelles, cuyo nombre apenas resonaba en mí. De hecho, no estuvo presente en mi formación en el hospital. Su aporte al trabajo, en y con las instituciones, sí está reconocido en Francia pero absolutamente ignorado, por razones políticas, en España. En Cataluña empezó una movida entre grupos de psicoanalistas para recuperar su valioso aporte.
A mí me conmovió mucho, si bien en el momento, no podía procesar tanta información, me tocó la vigencia de su legado que puede ayudar a pensar el presente de las prácticas en «salud mental».
Recurrió al psicoanálisis y al marxismo para transformar los manicomios heredados del siglo XIX y curar unas instituciones que consideraba enfermas.
Su trabajo se basó en prácticas contra la crueldad que hasta ese momento se le dirigía a los locos, que si bien ahora no están presentes de ese modo brutal (electroshock, violencia física, chalecos de fuerza) el uso actual de la (hiper) medicación psicofarmacológica, incluso en las infancias y adolescencias, muchas veces como único tratamiento y sin contar con prácticas colectivas, es una variante de la crueldad al desconocer la dignidad de la singularidad del sufrimiento de cada quien. Me asombró encontrar la puesta en acto del reconocimiento de esa dignidad en este psiquiatra atravesado por el arte y el psicoanálisis en el siglo pasado.
Por momentos me traía ecos de la transmisión de Pichón Riviere y Fernando Ulloa, a los que también me parece oportuno revisitar para pensar este momento tan difícil, sobre todo en nuestros jóvenes, que parecen afectados por una «epidemia de in-salud mental», manifestada en forma de desazón, desesperanza, ideas de muerte, suicidios.
Tosquelles sostenía que curar los enfermos mentales sin curar la institución es una impostura.
Curar las instituciones era promover un nuevo punto de vista sobre la locura.
Este me parece uno de los aportes más importantes de su legado: curar las instituciones no se trataba de curar al loco sino a las instituciones.
Me encantaría poder volver ahora con lo leído y escuchado acerca de su obra; si tuviera un avatar ya estaría recorriendo nuevamente la muestra. Me reconforta leer y escuchar acerca de esta nueva ventana qué se abrió azarosamente.
Pude saber que el título de la exposición remite a la frase de Lautréamont que inspiró a los surrealistas para defender el azar de la belleza: “bello como el encuentro fortuito de una máquina de coser con un paraguas sobre una mesa de disección”. Con la expresión: “como una máquina de coser en un campo de trigo”, Francesc Tosquelles, que hizo de la escritura, el arte y el teatro un instrumento básico de la terapia, sintetiza su concepción de la psiquiatría como una reunión de realidades aparentemente ajenas, ligadas a la tierra, al mundo del trabajo colectivo, al hacer imaginativo y a la naturaleza: el campo de trigo.
El núcleo central de la exposición se apoya en su práctica en el Hospital de Saint Alban, Francia, en donde trabajó entre 1940 y 1962 y cuya transformación sirvió de modelo para la psicoterapia institucional de dicho país.
Hay una primera sala en la que se expone su trabajo y su participación política antes de su exilio en Francia, que nos lleva al principio de los años 30 del siglo pasado. La República acaba de instaurarse en España y muchos psiquiatras y psicoanalistas de la Europa central que huían del antisemitismo se asentaron en una Barcelona convertida en una «pequeña Viena». Él fue quien introdujo en Cataluña a Sigmund Freud y a Jacques Lacan, muy impresionado con su tesis, de la que hace un uso pionero despatologizando la paranoia y convirtiéndola en el mecanismo de construcción de toda personalidad.
En la muestra se puede apreciar también material relacionado con el trabajo que desarrolló durante la Guerra Civil, cuando sentó las bases de la psicoterapia infantil y juvenil en 1937 como director de la clínica de Almodóvar del Campo, en Ciudad Real, donde experimentó con un servicio de urgencia cerca de la línea del frente, a fin de no separar a los heridos de guerra de los lugares donde habían vivido el trauma.
Están expuestas obras de los artistas José Roa y Josep Ponti, republicanos que compartieron con Tosquelles el campo de refugiados de Septfonds en su exilio a Francia en 1939, huyendo del franquismo que lo había condenado a muerte por su participación en la guerra civil y por militancia marxista.
Allí organizó una unidad de psiquiatría con la ayuda de un único enfermero, un guitarrista y un pintor.
Después, en el año 1940, instalado en el hospital de Saint-Alban, recibe artistas de vanguardia como Paul Éluard y Tristan Tzara que convivieron con internos y trabajadores, cuestionando la división tradicional entre normalidad y patología, abriendo las puertas de la institución y fomentando los vínculos sociales. Como consecuencia, Tosquelles inaugura un campo fértil de actividad que dio lugar al nacimiento del art brut, pero también creó un espacio de inclusión en el que las personas “normales” y “marginales” —enfermos o exiliados, como el propio Tosquelles— encuentran un territorio común.
La muestra presenta la trayectoria biográfica y el contexto político, cultural y profesional de Tosquelles a través de documentos, fotografías y grabaciones en las que se expone su concepción de la práctica. Se exponen piezas creadas por artistas y pacientes del hospital de Saint-Alban procedentes de la Collection de l’Art Brut de Lausana y de otras colecciones particulares.
Muy impresionante!!! Así fue que había sacado, entre otras, fotos de los dibujos de Antonin Artaud, estaba todavía en el museo, cuando recibo la comunicación del nuevo texto de Gabriela Odena con uno de los dibujos que acababa de ver de Artaud.
Asombroso azar que nos enlaza.
Un abrazo
GÉRARD VULLIAMY. La salmandre pompeiénne, 1936. Oleo sobre tabla. 41 x 33cm.

Gérard Vulliamy, Le chevale de troie, 130 x 162 cm.

Portrait de Lily Dubuffet 1947 – Antonin Artaud.

El Totem, Antonin Artaud, tinta y lapiz sobre papel, 1946

Francesc Tosquelles i Jacques Lacan al IV Congrés internacional de psicoteràpia, Barcelona 1958.

Fotos: Viviana Garaventa
Inmensa alegría encontrarme con tosquelles y con un mapa me encanta. Trabajo con la locura. Y el me acompaño en los primeros tiempos con lo del maternaje .
Gracias,!!!
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